Otro día, en otro Whisky.

Te doy las gracias por la madrugada de ayer que hizo que recordara quien soy. Las llamas de la estufa me calentaron una cierta salvación pasada. Necesitaba las caricias de un encuentro en lo sano de tu piel. El viento atrajo el recuerdo de alguna sombra. Quieto en la mirada. Quieto en el sudor de tu espalda. Madrugada de raíces al sol de gas que nos mantuvo abierta la herida. Reconociendo la ausencia de flores que nos unen. Para ti la camisa de botones grises. Te echaba en falta desde que me la puse. Me estaba acostumbrando a ciertos maltratos de quien solo sabe de llantos prisioneros.

Los besos que me atreví fueron la luz de las veces que te vi por aquí. Dulce mujer empática. Otra vez nos vimos reconociendonos. Eres joven y no quiero endurecerte. Tampoco quiero quererte, aunque cómo no empezar ha hacerlo. Espero no haber roto nada en tus mojadas miradas. Sabes como calmar mi ataúd de huerfanas de corazón. No te deseo mi mente, te deseo mi cuerpo abrumado por tu forma de besar. Joven dulce mujer empatica. Que bueno vernos a estas horas en las que solo el camarero entiende y atiende. Escribo para no escribirte. Para que me pienses en otra. Y pensar que no se nada de ti. Llegas en mal momento, pero quiero volver a verte. Sin presiones ni organizaciones. Otro día, en otro whisky, más o menos a la misma hora y mismo lugar. Deseo la graciosa forma que tienes de empezar las conversaciones. Es como ir dando saltos de palabra en palabra. Que buscaras con esa forma de pensar sobre tus cosas. Me reconocí en tu caricia. Por cierto, buenas tetas…

No me lo digas…haber lo que aguanto sin una letra de tu nombre…

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