Para qué decir más, si más es imposible. Y dentro de lo posible un corazón, que bombea luz y no deja que pase lo que nunca fue. A mi que más me da si estás o no estás. La luz cubre mi pasión por la manera que tiene la gente de ser indiferente, por eso soy consecuente y me rio, me rio conmigo y de mí, ya que no tengo más que decir.
Tú a tú bola, que yo vengo caliente de las sonrisas de los que sienten. Como decía aquél….ande yo caliente y…. en fin…. será que supervivir es más gozoso que subsistir, y si no a las pruebas doy remite, con un poderoso envite. Ahora las horas muertas cobran sentido, si no que pareciera flotar en el vacío que deja tú inacción, preocupación, perseverancia y utopía, madre mía, que cosa fuera la masa sin cantera, que cosa fuera sin las indiferencias de gente que nunca mira el facebook.
A otra cosa serpentinas, que más dulces son las espinas de un naufragio consentido que la manera uniforme del desprecio que no hace aprecio. ¡Y a que precio se paga! .
Castañas de invierno puras, ni fuertes ni maduras, en el punto exacto del estado infinito. A tomar viento malditos que a mí ya ni me pudre ni vomito. Simplemente simplifico. Era hora de sentir. Era hora de escribir. Que cosa fuera tú mirada sin mí absoluta negación de lo permitido. Adiós olvido y, deja de comer mierda televisiva.
Cautivo de la seriedad inminente. Proclamo el estado de alarma congruente. A tirar chispas al medio ambiente. Presidente, presidiario, vocabulario, indigente permanente.
Occidente. Fuera de mí la sensación que produce nausea, aplacando la eutanasia del olvido.
Comprendido y amado amigo.
Castigo no hay, la miel de la codicia me resbala. Por sentir no pierdo nada, y nada me atormenta. Profunda y acusada paz que me sufre en la verdad. Asuntos de la sociedad. ¿Quieres pan?, ¡pues sirvetelo!