Final de los principios con principios y sin príncipes. Desenlaces que te llevan hacía lugares de aquel verano. Temblando en un estruendo tan vivo y vital que uno se asombra de lo que dura un minuto en el recuerdo. Y no me sonrojo en el húmedo segundo que nos mantuvo enganchados. No estábamos preparados para destrozarlo todo. Respeto por algo que aún así estaba roto antes de nada. Y las miradas sospechosas de nuestro alivio fueron la causa de algunos delirios. Por mi parte la verdad por delante siempre que ésta nos lleve a un reconocer que estamos vivos, y que al igual que tu, vivi por y para ti.
Caracolas de mar enfurecidas, y las dagas de los celos derrumbaron siempre mi amor. Mujer que siempre vienes a mi. No lo dudes, no lo manchen, no recuerdes los reproches de un indio Apache que transita entre la realidad y la ficción, que es de ahí de donde surge la atracción apasionada de bragas bajadas con agresividad entre pezones que arden y braguetas que estallan. Y los besos fuertemente obsesos y pervertidos vertidos en tu lengua materna que supo prender la herida.
Abrázame un momento que solo quiero no sentir mi cuerpo mientras tus brazos me atan suavemente fieles de verdad cariñosamente incómoda. Abrázame solo la falta, que en otros no encuentro ni un ápice.
Te beso el deseo incontrolado de las esquinas y los portales. Te beso el duro y querido golpe de estaca entre tanta mascara adherida en avenidas por un vino. ¿Y tu trino caliente y amable? Alas mojadas, eso es todo. Y algún perdigón de algún perdido aparentemente triunfal. Desde está mañana que es noche, te recibo el falso reproche de amores indolentemente cuerdos que duran por dinero que ganan sin apostar al 9, que de cada 9, su resultado es 2×0.
Atrévete a marcharme de tu rabia si eres capaz de saborear por lo que has luchado. Embriagado de queso con nueces y cipotes de Berlín de raza área. Al paso de un entrenamiento militar de una pelota en el aire que solo tiene aire para si misma. Así, cuando no queden las mentiras, cuando necesites la calma de un ruiseñor….escucha al viento. El te traerá.
Hasta entonces, tu que lees, saluda a mi rumbo…ya sabes cual es.
Arbusto Crower