TOXICITY (Tiempo y Desorden)


PONER CANCIÓN Y LEER EL TEXTO
Así irá en el álbum RAREZA

https://youtu.be/8JhkW88DPg8

El tiempo,

que nos separa y que nos  destruye…

Que nos lo pagan y nos lo quitan…

¡Que nos lo roban!.

El tiempo que hace que no te veo.

Y es el  tiempo que nos queda solo un paseo.

Un invento de realidades controladas en un intento de medir lo que ésto dura.

Malgastandolo en labores que no nos intetesan a cambio de pasta para comprar cosas.

Y es que el tiempo también se compra,

cual si no es la forma de pago por ese dinero que tanto apreciamos.

El tiempo que cicatriza en las heridas y nos consume la alegrías en «esta apartada orilla» que me devuelve el brillo de un amanecer muerto.

El tiempo que me dejé en las alcantarillas de la mente rebuscando aquello que me quitó la sed.

Y algún pez gordo que lo compra a base de esclavizar humanos.

¿Humanos?

No…

no te limpies las manos tras avergonzado te hundes en las cenizas de su piel mojada.

Tener que olvidar el tiempo de los relojes y cruces que para sí alimentara esos lobos feroces que cazan moscas y lumbre en los desiertos del alma.

¡Calma!, que no os  quiten la faldas por peseguir libertades en tiempos de orangutanes.

Seres que se creen especiales por el color de su piel.

El tiempo que hace que viva suelto y libre de los atascos y prisas de una mañana gris.

¿Por que consumis?

Por la necesidad de sentirte pleno en esa ansiedad sin frenos que se reparte en la sangre en dirección al cerebro.

El tiempo que hace que no te veo, pareciera un deseo que finalmente concede la razón de las mentiras.

¡Ni miras!

En ese escandalo silencioso que de boca en boca se sopla mientras el viento de un tiempo les agranda las miserias.

¡Nos roban!

Como nos roban la esencia y la inocencia que fugaz se convierte en piedras en el pecho que ya no arde.

Para crecer…

quisiera ser un sin techo salvaje de emociones que por todos los rincones hayara ese tiempo para jugar…

… a ser uno mismo.

Pero tú siempre estás ahí, espectante y diapersa, como quién tiene la certeza de llegar.

¿A cuanto me pagas la vida que derramo en cada esquina maldita de éste cuerpo cerebral que se hunde a corazón abierto?

Sentir siento, y hasta a veces obedezco, ya que fuerte es la corriente que alimenta la comodidad de permanecer en esa apabullante orgía del estrés.

El tiempo,

compañero mientras huía de esa sabiduria que me dan los abrazos que perdí 

¡Nos lo roban!

¡Hasta nos lo pagan!

A cambio de aburrimiento consentido en tardes de Domingo.

Quisiera consumirlo a mi manera, lejos de tanta quimera en favor de lo burdo.

¡Toxicity!

¡Catarsis evolutiva!

¡Edulcorante!

Cafe de invierno y puchero.

Cuanto más vivo más quiero canta el cantante.

Y no perder el tiempo en reproches que no conducen ni consuelan.

Vencer al viento sensitivo que se cruza en el camino cuando frios los inquietos se desnudan en recuerdos.

El tiempo que hace que no te veo, 

y aún así ardo en deseo.

Tal vez es cuestión de tiempo que nos de el tiempo suficiente.

Y así por fin calmar la tierra de donde crece la hierva de tantos.

Consumo y asumo que cualquier día no es tiempo de hacer caso a los bulos de una sociedad enferma.

Mendigos perdidos de voces vacías y casas ausentes.

En decadencia, desobediencia,

La más cruel de las dependencias,

y no detenernos en las miradas cinicas y cruzadas que absorven libertad.

Vivir en paz pudiera ser suficiente.

¡Nos lo roban!

¡Nos lo pagan!

¡Nos disuelven!

En éste tiempo y desorden que envejece…

Todavìa me crece.

Todavía me crece.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *