Del la verdad la crudeza,
de la pasión el sexo,
de los intrusos la nausea,
de la mentira el dolor.
De la música la inspiración,
de la guerra la defensa,
de las palabras el viento,
de la paz tranquilidad.
Del ninguneo la fuerza,
de las drogas fragilidad,
del deseo lo humano,
de los errores el caminar.
Del silencio la noche,
del abismo el salto,
de la locura la trampa,
de la cordura el intento.
De la tristeza el llanto,
de la alegría el momento,
de las miradas tormento,
de las tormentas sediento.
De los amigos la diferencia,
del ruido el caos,
de la franqueza el valor
de la cobardía autocrítica
De los viajes el recuerdo,
de las manías virtud,
de las sombras la compañia,
del amor la ilusión.
De la pereza el hastío,
del trabajo vocación,
de la familia fidelidad,
de la imaginación los molinos
Y entre todos los estados de los que uno es consciente,
el equilibrio del funambulista,
y la cuerda floja sin red.
De ese modo pueden verte caer,
y a la vez con dignidad,
perdiendo el honor y el orgullo,
a cambio de libertad.