CUERDO

Me acostumbro a tí enseguida, a tus atenciones, a tus respuestas de atención.

Luego te marchas y, es entonces cuando con los días me acostumbro a que no estés.

Pero nuevamente regresas y parece que…

pero no.

Es un ciclo extraño sin duda.

Y me acuesto de costumbres que me acostumbran a tí,

y me despierto sin saber si sigues cerca.

Fugaz compañía, engañosa sensación.

Y entre tanto pasa el tiempo,,

ya sabes,

éso que uno decide con quién compartir.

Sé que no debo acostumbrarme a tus regresos,

pues siempre te vas sin avisar,

pero me acostumbro.

Y  poder caminar a solas cuando faltas.

Bien cierto es que tu llegada me alegra y me aporta vida, pero uno no sabe si estás llegando o te estás yendo,  quedandome siempre en una eterna sensación de abandono interrogante.

Aún así me he acostumbrado,

cualquier cosa,

pero el tiempo…

Quiero y decido que nunca te faltará alguién a este lado,

cada vez que regreses intentaré estar y regalarte tiempo.

Es lo único que realmente se tiene.

Cariñosamente fiel y consciente.

Tan solo esperando que no regrese el miedo al miedo y la desconfianza.

Caminando entre la soledad que uno elige y tu compañía.

Sonsteniendo la ilusión de los presentes que me inspiras.

La verdad es que me inspiras.

Abrazado a la vida de los apasionados.

Creciendo al borde del precipicio.

Sabiendo de los errores,

y también de algún acierto.

Sin acostumbrarme a la culpa que no aporta más que la moral caduca.

Liberandome de las sombras parlantes que me inundan cuando estoy sufriendo.

A eso no me acostumbro.

No quiero regresar a las paredes que oyen,

ni al humor desesperado.

No quiero volver ha arrastrar pensamientos inutiles.

Por eso…

por eso no intento recuperar nada, cualquier cosa menos perder la mente.

Te espero en cada presente y en cualquier día posible,

no lo dudes.

Y me acostumbro.

Pero no hay nada peor que perder el control interior, aún cuando duela el corazón y se pierda a trozos quemandote el alma que a su vez se transforma, aún ahí,

jamás.

El alma hierve cuando se está cerca de un cambio.

La mete hierve cuando fallaste, o cuando diste demasiado.

Solo el silencio puede calmarte en ése momento,

dificil que se te conceda.

Me acostumbro ha saberte cerca, ha saberte bien, y aún así corro el riesgo de volver.

El miedo a volver….

cualquier cosa es mejor que regresar a ese lugar.

Ahí donde todo se amplifica, donde los pensamientos atacan sin tregua.

No hay nada peor,

no me acostumbro,

a eso no.

Estaré,

estaré el tiempo que dure la cordura en mí.

El tiempo que pueda contener mi explosiva imaginación.

El tiempo que me dure la paz.

Estaré,

siempre que regreses,

estaré…

cuerdo.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *