El hilo de nadie

En una vida consciente y consecuente no cabe la puta grandeza de ilusionarse por un pequeño sentido emocional.

Los problemas son tan diversos y variados que si te centras en ellos tendrás todas las causas.

Uno se cansa de sostener la fatal realidad que hace que seamos una fachada aparente ante los ojos de un disimulo.

Te cansas de ser una correspondencia al uso ajeno.

Que más se puede pedir en la balanza de la miseria aparente.

De ilusos y locos se nutren las formas y las maneras de un no destacar.

Se me antoja gritar en el hielo falso de lo profesional.

Nos dejamos toda nuestra fuerza vital en descansar para no sufrir.

Para hoy no se ve.

Me canso de descansar para estar vital en el trabajo.

Para mañana desayuno y buenas intenciones hasta llegar al mismo punto de intimidad en el disfraz.

Y hay quien se ríe de la mierda de otros.

Y hay quien fríamente sostiene la misma sed de las monedas.

Estoy sedado de esperanza.

Y ya no me hace falta.

En buena parte somos unos cínicos ante la vida.

Espero no tener que disimular tras la cortina.

No es día para tragarse la saliva.

Ni sentido.

Ni  niebla.

Ni un silencio.

Ni todo el oro del mundo.

Apenas se detiene la mirada.

Esto no tan siquiera es nada.

Carnaza.

Mirarte por dentro.

Desvelar los encuentros.

Pedir perdón sin aliento.

Descansar la rutina.

Perder y volverte ciego de furia.

Golpes de vida sedada.

Me cansa la desnudez.

Ansia.

Ruido.

Al filo de la nausea.

Calla…

Para…

Mirada interior observada.

No esperar nada.

Rendirse al vacío.

Frenético frío.

No te apures en las riendas sueltas…

Para de mirarme…

¡Para!

Hagas lo que hagas dispara.

Cansado de seguir la corriente de éste rio que seca el alma.

¡¡Joder!!

Te siento.

El hilo que me trajo la pregunta del sentido.

Vivo…

 

 

 

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