Claro está que nuestros abuelos son de otra pasta, se ve que generación tras generación el ser humano tiende a la fragilidad.
Nosotros somos más fuertes que los que vienen. ¿O tal vez no?. Como dice Berrio, «Lo frágil resiste».
El hombre de cromañón era menos frágil que su sucesor, más rudo, más vasto, de igual manera las personas que hoy tienen entre 70 y 90 años son más fuertes que nuestra generación, más rudos, y a su vez nuestra generación es más fuerte que la siguiente, ¿O tal vez no?.
Puede que tender a la fragilidad sea lo que haga a cada generación más fuerte, sin duda más sabia. Diremos entonces que evolucionamos, resistomos… frágiles.
La sensibilidad se acentúa generación tras generación. Lo que es seguro es que las generaciones futuras serán más sofisticadas, aunque tal vez en algún sentido más débiles, o quizá frágiles.
¿Donde está la barrera entre la debilidad y la fragilida?, sin duda la distancia es abismal, por lo tanto creo que el ser humano evoluciona hacia una percepción más sutil, que ésto parece hacerles más débiles, pero para nada, frágiles quizá.
En un mundo de ansiolíticos cierto es que cada vez aguantamos menos el sufrimiento, estamos algunos para una guerra, pero y que más da, lo que venga será mejor siempre porque será el presente, y es en el presente donde todo sucede.