Frío

Frío…

Colchón vacío de cerveza mojado en ésta autodestrucción a desnivel en una  velada desvelada.

Contra corriente independiente decadente de tremendo olvido pasivo.

Inofensivo.

Recuerdos perdidos en la fatiga lasciva entre almohadones.

Bajón pasajero ante lo  incierto de ésta nausea nasal y tabaco.

Deformidad en los incendios para el corazón de los inviernos aprensivos presos de voces reprimidas.

Ni siquiera lloramos.

¿Fumamos?.

Infierno consolado.

Y no voy a ningún lado puesto que de largo has pasado sin mirar ése pecado incendio de color pasión.

Ahora ni sombra ni maldad.

Ni Alfonsina y el mar.

Brevemente arrugado en los asuntos  salados y dependientes de un  sabor saber en soledad.

Dolor y frío de un ausente que se transforma.

Fragilidad.

Ansiedad de un enfado creciente.

Frío…

Colchón vacío de cerveza mojado.

Con una sola certeza.

Sin tu cruel delicadeza hacia el infinito.

La marea de los sentidos rotos en los que me rompo y me corrompo con ésta térmica mecánica de un futuro irreversible.

Voraz, tenaz, audaz aislamiento ocupando silencios.

42  anuales recuerdos de encuentros compasivos.

Mierda común de ningún rey.

Oponente opositor arrastrando las armadas alas de un reciénte y nuevo carnaval.

Bondadosa la traición de recompensa barata.

Mereciendo el regreso a la virtud, a la amplitud.

Lejos de la esclavitud.

Tu pezón que hierve.

Lo recuerdo todo.

Amorosamente vivo y recluido en una pasión nociva que causa herida.

Reflejo.

Espejo.

Vivo.

Hace Frío…

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