Vosotros,
que consumis histerias colectivas en beneficio de nadie.
Vosotros,
que observais la vida de quién sufre.
Esos que nunca pierden la cordura.
Vosotros sois el desgarro de las noches en pie.
Queréis vencer y no lo haréis por la simple sencillez.
Podéis gritar,
ahora se os oye.
Crucificado el subsuelo de los temblores de miel.
Vosotros que sois capaces de disimular.
Dejad el puto ruido y empezad a correr.
Cortinnas de humo que os empeñais en visitar.
Mirad las poderosas emociones.
Cuando todo termine volvereis a contar tres.
No me haceis falta entre sedantes de un frío eterno.
Oscura es vuestra llamada de cierta salud imprecisa.
Queréis lo que nunca tuvisteis que probar.
Y probais lo que siempre tenéis.
De viejos llegaréis a donde todo se esconde.
Ahora cortarme el rabo.
Ya estáis indefensos…
Ya sois ese tren que nunca pudo.
Corregidme como ratas de laboratorio.
Así veréis lo que creeis.
Y creereis lo que perdeis.
Y por fin vuestra ley será vencida.
Tras la mentiras que manipulais encontraréis corazón.
Vosotros que nada me habéis dado.
Los que viven de la ansiedad ajena.
Los de la cruel condena que quisisteis observar.
Ya ni siquiera podéis caminar sin la voz que dormida cuenta.
Ladran los rencores de vuestra farsa.
Mientras me recupero de mí atravieso todo el mar.
Gigantes en la nada.
Desalojad.
Paz.
Y tiro porque me toca.
Remad.