INOLVIDABLES

Para entonces ya se me habían pasado los días en los que por miedo a perderte rebuscaba entre cajones la ansiedad y la cobardía de un te quiero.

Era cierto eso que dicen que en las tripas se sienten mariposas, pero las mías eran envenenadas de vacío y soledad.

Quise para no sufrir dejar de recordarte en aquel incendio provocado por las ganas de fusionarnos en la pasión incontrolable.

Apenas conseguí dejar de sentir por puro abandono entre aquellos encuentros de madrugada.

Y la vida se me hizo tenue con la mirada  fugaz de algún domingo incierto.

Conseguí borrarte en los para siempre que nunca se cumplieron.

Cierto es que al besarte se me pasan las angustias y los sensores de mi cuerpo perciben algo que se parece al amor.

Aunque sabemos que pasaríamos la vida imaginando otras posibilidades las cuales nunca regresaran.

Prometí quedarme, estar siempre, cuidar tú risa y lamer tus heridas.

Siempre supe que si no eras tú no sería nadie, y ése nadie jamás podría levantar mis dudas en algún encuentro que siempre será tuyo.

Por eso ni lo intento, no hago el más mínimo esfuerzo por recuperar el sentirme comprendido, aunque no he dejado de creer en tus labios.

Mejor será seamos libres de culpas que caducaron en el silencio, y poner rumbo a un futuro posible en el que podamos seguir acompañandonos en los momentos duros.

El precio ya está pagado en la prisión que se disfraza de libertades ocultas.

Libertades que se nos antojan fuertes en la distancia, en las frías manos de aquel refugio que supuso nuestra condena.

Ni por cien mil monedas cambiaría lo que fuimos, ni por temer al olvido me resisto a la quietud que nos absorbe.

Para que más palabras si ni siquiera me sirven para encontrarte, sin la manía de escucharte en esa escandalosa risa tuya que me recuerda siempre que estás bien.

Para luego dejaremos las ofensas que nadie quiso, ni tan siquiera se deben nada quienes fueron puros rayos de un sol cálido.

Prometo seguir queriendote siempre libre y viva, y capaz de cualquier cosa que nos pueda traer de regreso a ningún lugar del mundo.

Pues hoy ya siendo tarde también se consuela el hambre que para nada se pierde mientras capaz de olerte te encuentre tras la mañana.

Para mí las madrugadas en las que feliz sin nada poder consumir las ganas de fuegos y bengalas en el partido herido de distancias amorosamente muertas.

Será el tiempo que dicen que por justo e infiel maldice las ganas de los amantes que se consumen tras la sombra.

Aún así no me asombra la necesidad de vernos mientras que entre cuadernos refugio palabras de otro tiempo futuro entre mañana y siempre.

Secretamente libre de las molestias presas que hacen que  pierda la cabeza tras el abandono

No necesito pies de plomo para avanzar entre la lluvia de sensaciones opuestas que tercas se me descubren las manías.

Sentir la vida sedienta de alguna fuerza violenta que pueda traernos de vuelta la verdad de saldar alguna cuenta pendiente entre la sal de aquellas lagrimas que te hicieron tanto daño.

Por eso te quiero siempre tras la verdad que se percibe tras destrozar los  disfraces que no nos sientan del todo bien.

Quererte es un aprendizaje que humilde entre tantos trajes me recuerdan aquella sed que fuimos en el querer.

Sin duda estamos vivos pues cuando sufrir sufrimos y por callar vencimos la causa de padecer.

Siendo imposibles e invencibles sin la cruel naturaleza entre el ayer y el  cuando,

entre la dulce y tierna manera de acostumbrarnos.

Ahora reconocidos tras los sabores y las sensaciones producidas por el calor de los cuerpos que se acompañan hacia adelante.

Ni un paso atrás,

que se cumpla la condena de un querer que siempre está por ver.

No por rezar se vive entre las alegrías, ni por morir se pierden las fantasías.

Querida amiga mía.

Querida sed divina.

Somos lo que un día seremos.

Somos aire y polvo en el viento que se balancea.

Libres de un pecado hirviendo en las mareas de un sincero y fuerte abrazo que se consume.

Soy quien de ti presume entre las dudas de mí padecer.

Soy entre lo frío y lo calido, entre la fuerza y la debilidad, entre un te quiero y la bondad.

Ese que te recuerda que eres y que somos…

Inolvidables.

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