Invierno en el Sur

Calma en este tu Sur de Sol brillante y noches frías, entre tu respiración y el silencio que tanto bien me hace, acostumbrado ya a tenerte cerca en la madrugada en la que puedo escribir con la paz que me aporta tu ser. Que por siempre amarte sin reproches, sintiendote la vida incluso con los problemas que a veces nos visitan a ciegas. Soy tuyo como soy libre y soy libre siendo tuyo y de nadie más. Regalo que la vida me dió a estas alturas para darme cuenta que tenía que ser alguien como tú quién me redescubriera el amor. El amor complice y real, ese que casi pierdo en mi insesatez de no querer compartir más mis manías y mi ser. Suerte la mía que me concedes, sin pedir nada a cambio y con la belleza que puedo ver entre nuestros momentos y los besos. Será que ya soy mi última versión y es ésta para tí, ¿y tu?, será sufiente ésta mí útima versión de luz. Tan solo con abrazarte me llena el alma que de pies a cabez siente. Profundamente sumergidos en todo el invierno que si bien pueda parecerte frío, te aseguro que me nutre la sed. No creí encontrarte aquí, pero justamente es el lugar donde regresaré para que seamos ya por siempre eternos. Y serán inviernos, primaveras, soles y hojas muertas entre la ternura de tu mirada que tanto piensa y mi saberme en ti. No recuerdo nadie como tu, ni quiero.

Han pasado ya meses, de soles y noches, de silencio y emociones. Por eso puedo decirte que no quiero irme, y que volveré a tu lado para continuar con nuestra historia que empezó gracias a tí. Me gusta cuidarte, y que sientas mi calor. Que de sobra lo mereces y mucho más también. Contento por estar a tu lado, y es que siempre tengo la suficiente suerte como para saber cuando la tengo, la suerte digo, y a su vez, no hay nada que sea al azar, ni menos.

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