La soledad y la vida

10/04/2018

La soledad como refugio en el que nadie piensa como puede sentirse uno en una larga falta de todo y de todos.

Esa compañera que hace que los días no tengan vida que tan fácil te llevan a la apatía y a la desgana. Sentir que no hay persona cerca la cual se pregunte como te va, o simplemente estar por un segundo en la mente de alguien que se esté preguntando si te hace falta algo, o si sufres, por no recibir ni una mínima noticia de quien se atreve a pensar o juzgar que el apartarse de los lugares que transitabas es una especie de desprecio o abandono que les haces.


Pero la amistad, si es verdadera, hace lo que sea por encontrar algún momento en algún día y saber como le va en sus asuntos a cada uno. Habrá quien se sienta con derecho a sentenciarte por el simple hecho de no socializarse mucho, y habrá alguno perdido por ahí que mantendrá la sensación de unidad que nos unió.

Tengo proyectos e intento darles forma, pero uno se siente de otro planeta viendo como nadie hace el más mínimo esfuerzo por evitar que la distancia sea mayor.

No salgo apenas a la calle, pero cuando lo hago he aprendido a no pedir mucho al día y a navegar por aquí y por allá asumiendo mi antisocislidad y, a la vez esperando alguna palabra amable que dure aunque sea un segundo seguido de una mirada de un respeto mutuo.

Sentir la soledad a veces te hace ser fuerte y valerte por ti mismo, y en cambio otras veces te hace sentir que si tu no das un paso, nadie lo dará hacía ti.

Así que aún sabiéndome querido por algunos, e indiferente para otros, tengo la seguridad de que tarde o temprano las cosas cogen su cauce y, cuando menos te lo esperas, ya estás en la sensación de ser y ademas de ser capaz de hacer lo que te propongas.

Nadie preguntó por mi la ultima vez que me fui. Por ese motivo no volví.

Y no ando huyendo de nada, ya que nada que yo no haga con esfuerzo va a acontecer. La vida lo mismo te la buscas que te la pierdes. En cambio la satisfacción de sostenerse sin florituras ni fiestas de cumpleaños te dan el poder de comprender que la vida se compone de pequeñas cosas extraordinarias a las cuales tienes acceso cuando dejas de preguntarte por que. De ésta forma un alma se libera y aprende de la sencillez de un día en el que en realidad no ha sucedido nada especial.

Mirar a la espiral de la vida te da fuerza para no hacer grandes planes. Y de esa forma los grandes planes simplemente suceden.

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