La terca

Sed seca. Emborrachandome de silencio que me trae sincera muerte diurna. Perdiendo juego esperanzado de relojes destripados y alados consuelos de búsqueda. Risas de lata de atún vivo. Reencuentro misero y blasfemo equilibrio en la red. Aplauso sordo de fieras sin sombra en el humo de un cigarro. Que quiten la manta de la vergüenza herida heroína. Pasen y vean cabalgar a los fantasmas desintoxicados. Padre, he pecado. Atrofiado musculo repleto del te verde sabor humanidad húmeda. Calientame los huevos de acero en tu estomago de hondas radiofonicas. Estupidez desangrada de esfuerzo. Calla la terca tierra de tus pies. Cara de ferigres amarillo. Y se hizo la sombra.

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