Pequeño dircurso politico desde una habitación de alguien un tanto apolítico y apocalipticamente correcto aunque honesto.
Es francamente desesperanzador darse cuenta de como funciona ésta sociedad actual en la que vivimos, que confunde cualquier acto o posibilidad de cambiar las cosas, ya sea revelándonos, ilusionandonos, generando ideas, proponiendo, arriesgando o simplemente soñando, con el vivir en los mundos de YUPI. Es tal la poca fe que se tiene en la humanidad y en sus posibilidades de mejorar, que la gente está sumida en un conformismo estéril que no conduce a nada más que a la resignación y a la convicción de que la gente honrada, honesta, capaz y porque no decirlo, pobre, esta destinada a vivir toda su vida en la mediocridad. Los soñadores están vistos como gente ingenua que no sabe realmente cual es el mundo en el que se vive, y el ser insistente y persistente se transforma en ser el pesadito que no deja vivir la mierda de vida que nos dejan. Yo no entiendo como tenemos tantos cojones para poner a caldo a todo ser vivo y luego poner buena cara, y seamos tan sumisos cuando hay que incentivar las aparentemente ideas locas de quien se atreve a cuestionar un sistema que para la inmensa mayoría falla por todos los costados. Me resisto ante la idea de un mundo en el que nada puede sorprendernos, y no me resigno ante la poca fe que se tiene en cuanto a la posibilidad de un cambio drástico real. Puedo sospechar que en un país donde se confunde la madurez y el realismo, con el poner al vecino a parir, y el hacer de las miserias humanas un voz populis, habiendo llegado a conseguir hacer del cotilleo un negocio para divertimento y consuelo del pueblo, no quede nada de fervor e iniciativa para por lo menos dar la opción a quienes todavía nos queda la como mínimo imaginación para intentar que éste mundo sea más noble y más en definitiva, y curiosamente humano. Que hasta el enfatizar y gesticular está visto como algo agresivo y fuera de la vida plana que quieren dejarnos. Los mundos de yupi son todos aquellos mundos que se han creado una y otra vez desde incluso antes de que el ser humano descubriera el fuego. Los mundos de yupi era la invención de una simple rueda, los mundos de yupi era la invención de la electricidad, los mundos de yupi eran la abolición de la esclavitud, los mundos de yupi eran y son los derecho de la mujer, los mundos de yupi era la 9º sinfonia de Beethoven, los mundos de yupi era tener la posibilidad de comunicarte en un segundo con la otra punta del globo, los mundos de yupi son todas los avances y proezas de tantos y tantas que se atrevieron a cuestionar lo establecido y a imaginar un mundo nuevo, que no por ello de fuegos artificiales y confetis. Realmente estoy hasta la polla de ver y experimentar como el hastío y la falta de ilusión genera una oposición autorrepresora que impide un cambio honesto y real. Lo cojonudo es que nos confunden con ilusos o locos y se nos tacha de prepotentes a quienes simplemente buscamos la manera de que el juego de mascaras deje de ser un juego, y nos veamos las caras con la mirada limpia. Por supuesto que no existe la perfección, y tampoco es deseable, pero que menos que dejar hacer a quien tiene ganas de evolucionar. Nos hemos acostumbrando a eso de la salud es lo primero. Por supuesto, pero y que hacemos con ella. A mi se me ocurre largar a todos los políticos y poner en su lugar a otro tipo de personas con otras aptitudes y actitudes. Se me ocurre el Arte.
Ya lo hicieron en Islandia que mandaron a la quiebra a todos los bancos y encerraron a todos sus politicos corruptos. Pues existe la filosofía de si ellos pudieron nosotros también. Ya quisiera yo vivir en los mundos de yupi. Lo consigo de vez en cuando al meterme alguna sustancia, pero no por ello quiero ni puedo vivir cada momento en yupilandia. No seamos ingenuos, pero tampoco hipócritas.