A lo comido prestado se le devuelve la ginda, que sabrán palos con flores si cuatro machos inmunes destrozan la vida a cada paso.
Respeto y equidad se debiera contemplar en un mundo sucio y emborrachado de rencor.
Abrazame la espalda que es ahí donde le dieron tantos y tantos latigazos.
Recogeme del suelo las canicas que ya ni si quiera puedo contarlas. Y luego despidete como debes, y no por la puerta trasera como un cobarde.
Alimento de buitres y soldados con pene erecto que temen sentir más allá de un orgasmo.