Lo sabes, se que lo sabes.
Sabes que deseo verte feliz, aún no siendo conmigo.
Me das muy poco tiempo para que pueda hacer que te olvides y así recuperes esa sonrisa tan especial que siempre tuviste. Está ahí, la veo por debajo del dolor que has padecido.
Créeme que no me cabe ni la más mínima duda cuando te digo que aunque hayas perdido parte de tu inocencia, volverás a sentirte viva con los pequeños pasos que te atrevas a dar. Yo así lo deseo.
Te necesito a mi lado aunque sea un ratito a cada tiempo,y te prometo, créeme que puedo hacerlo, que si vas tejiendo otra tela de un color distinto, conseguirás ver donde termina la actual, y de ésta forma, no de igual manera, pero quiera Dios o no quiera, saldrás fortalecida de todo ésto que te ha sucedido. No lo veas como algo que has perdido, sino como algo que has aprendido y lo cual te ha fortalecido.
Puedes estar orgullosa, ya que todo fue por amor. Cierto es que deja una cicatriz que tendrás que sostener a diario. Todos la llevamos. Unas veces más presente y otras más ausente. También cuenta el subconsciente inconsciente que nos maneja. Pero… ¿sabes una cosa?
Yo en realidad no se nada. No soy tu psiquiatra ni intento serlo.
Solo quiero verte bien.
Trato de no hundirme y a veces le pillo el gusto a bucear, pero nadie me enseñó lo que podía doler perder.
Eso sí, pierdes una vez, eso te toca, pero tienes todo el resto por delante para ser capaz como eres de brillar con lo que sea que te propongas.
Como si tu propósito fuese el «dolce fare niente», aún así, te encontraras.
Se que te quiero porque soy incapaz de verte sufrir. Y se que lo sabes.
A pesar de todo sigo viéndote como la gran mujer que siempre fuiste. Se sabe que no te llena cualquier alpiste, me refiero a cualquier pájaro, y si no soy yo tu destino, lo sabrás cuando te encuentres en casa. En tu casa. Tu nueva casa. Lo tienes a mano.
Para eso solo tienes que mirar hacia adelante y hacer un par de esfuerzos burocráticos.
Yo te espero en el mismo lugar donde voy guardando a las personas que nunca quise que se fueran, te guardo donde guardo lo importante.
Te espero sin pedir nada a cambio. De sobra se que si te lo ponen todo en bandeja uno acaba rechazándolo, pero… se sincera…el del balón no puede hacerte feliz. No sabe ni como serlo él.
De momento, y no por resignación, sino por gusto, espero a que regreses un ratito cada mes, y puede que en mi parcial pobreza pudieras verme los ojos que velaron y velan por ti.
No te culpes ni mires al pasado como algo mejor, ya que quedarás atrapada en la melancolía.
Se valiente, que lo eres, y camina un trocito hacia ti misma. O mejor aún, camina más allá de la tela de araña.
Humildemente creo que cuatro papeles y tres buenas decisiones te llevaran hacia la felicidad transformada por un dolor que tumba a cualquiera.
Creo en ti, y creo que sabrás vivir, conmigo o sin mí.
Estoy aquí, me niego a ser un recuerdo, aunque fuera uno bueno.
Siento que puedes sentirlo. Siento que sabes decirlo. Siento que eres. Que eres capaz.
No es un examen, ni una rendición, ni un regreso, ni siquiera un proceso. No se que es pero…hay una cosa que si sé…
Creo en ti, ya lo creo que sí.