MI MUSA DE LO COTIDIANO

No es nada facil, diría que imposible, diferenciar la diferencia entre el romper de una ola y la otra, pero hay momentos en los que casi lo percibo, como cuando ves especial a una persona entre toda una multitud. Ese algo que hace que no puedas dejar de mirala, y es ahí donde el amor incide, en esa extraña belleza de un ser único, en ese saber que en la búsqueda te dice que es esa la persona precisa, si bien rara vez se busca lo que uno encuentra, o se encuentra lo que uno busca. Pero yo fui más allá, y al igual que en el romper de cada ola hay millones de diferentes formas y micro formas, también ví en ti la diferencia extrema, la diferencia de lo que te hace completamente distinta al resto, pues no pensé encontrar el amor más allá del deseo o de una belleza radiante, no pensé encontrar el amor donde en realidad casi nadie busca en un principio, o donde casi nunca destaca. Es en la bondad donde reside la mayor belleza, y yo, que siempre la busqué, por fin me coincide.

Por eso se que eres tú, a pesar de que a ratos no sepa cuidarte, y que a ratos ni siquera me de cuenta de que estás a mi lado, que me vuelva ciego a tu belleza. Pero en la profundidad de la noche soy siempre consciente de ello, lo escucho en tu respirar, lo veo en tus ojos por la mañana, lo siento dentro de mí cuando ceso de enfrentarme con aquello que no recuerdo. Y es esa bondad la que me proporciona la calma suficiente que necesito para seguir, la ausencia de maldad, la cual abunda en este mundo.

Te veo tan real que me siento afortunado, si bien intuyo que puedo perderte de un monento a otro. Perderte en uno de esos caminos que recorren mi locura, y que al regresar ya no estés para mí, ya te hayas cansado de tanto y de tan poco.

Por eso hoy escribo aquí lo que siento, tu diferencia ante una muchedumbre que tan solo piensa o en si misma o en sobrevivir, y para sobrevivir tan solo hace falta seguir la corriente del rio, pero para seguir más allá del mar y encontrar playa hacen falta algunos aprendizajes, que cuando son tuyos, pueden ayudarte a vivir, a enloquecer de sabiduría, a disfrutar de la rareza y de los extremos que juntos crean nuevos mundos, mecanismos del ser consciente que rebusca en su subconsciente para ver si es capaz de engañarse un día más. Y ya es un día más, a tu lado, y no me engaño, un día más que se que no me engaño.

Resistiré cualquier circunstancia que se oponga, a pesar de que alguna de ellas sea provocada por mi y mí incontrolable guerra interior que viene del exterior, pues los escucho ladrar cada día, pero no, no serán ellos los que puedan quitarme la certeza que hay en la belleza de la bondad, tu bondad, sin ser perfecta, ni falta que te hace serlo, tan solo tu misma serías capaz de seguir con alguien como yo, y yo ya no quiero a nadie que no seas tu a mi lado. Por eso soy afotunado, aunque descuidado a veces, muchas veces.

Es tan solo el ladrido de esos perros el que me impide amarte como me gustaría, como mereces, pero tranquila, se hacerme el sordo, incluso el tonto, y puedo creerme ser un idiota que no sabe apreciarte, pero no es así, como en cada romper de las olas vivo los días de ruido y silencio contigo, y tu eres la única que puede traerme de vuelta, de vuelta al camino de mi mismo, del nosotros, y no ellos, de vuelta al placer de sentirse pleno, como cuando duermes tranquila, a pesar de que debas levantarte a las 7 sin quererlo, e ahí, en esa tranquilidad inconsciente, donde reside la inspiración, y tu eres eso, una inspiración para mí, mi amor más consciente y completo, mi diva, mi musa de lo cotidiano, eres tú todo eso y más, mi querida Mery. Yo tan solo sigo la senda de lo intransferible, la bondad, la verdad, la vida y la muerte, el regreso y todos los comienzos que rompí, todo lo que aprendí, todo ello cabe en tí.

Y esta canción por si te pierdo…

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