Me gusta que me digas que echas de menos, aunque sea con 6 vinos encima.
Me gusta que rehagas planes de vida y que yo forme parte. Aunque sea invisible.
Pero a decir verdad, casi ni nos vemos, y tienes los abrazos vendidos.
Siempre te gustó mi silencio que te generaba paz, y también es verdad que cogí confianza.
Recuerdo cuando no podíamos salir el uno sin el otro. Cuando enganchados nos extrañabamos si el otro no estaba.
El bar nos parecía vacío si uno de los dos no estaba.
Fueron buenos momentos. Momentos que ahora vives con tu adictivo personaje publico decadente.
A 6 vinos de distancia. Uno más y ya me habrás olvidado. Y te extrañará que rehaga mis asuntos sin ti.
Aún así, me gusta que conservemos algo.
Lo bueno de no tener vienes comunes es que no hay enfrentamientos ruines.
Te has acostumbrado. Yo me estoy acostumbrando.
Lo que antes te resultaba admirable ahora no tiene importancia para ti.
Dejaré de hablarte, ya lo estoy haciendo. No es nada si solo me echas de menos cuando no me tienes. Y cuando nos tenemos siempre te estas yendo.
Te has acostumbrado. Acostumbrado ha fallar a tu palabra y que siempre me tengas dispuesto.
Lo que te han enseñado estos meses con…
Yo ya pronto vuelvo a las obligaciones, y no estarás para comer juntos. De hecho ya no tienes ni para un café a día 3.
Resuelve tus asuntos. Te conformas con un amor pasajero. Me dejaste tirado nada más volver. Ya lo tenías pensado. Pero cuidado, que estoy resucitando del abandono. Para cuando termines tal vez ya no nos quede la sensación de pasarlo bien.
Vuelvo al silencio, ahí me encontraste, de ahí me sacaste y…ahí me has devuelto.
Octavo vino supongo. Cuidado con los ojos del lobo cordero.
Aun así te quiero. De la mejor de las maneras. Sin que seas mía. No me gusta tener propiedades, y además…tu siempre fuiste MIA…WALLACE.