Oleaje,
¿Quieres una prueba de que existen otros mundos?
Tan solo el roce de su mano es prueba de los kilometros que recorré la sangre por mi cuerpo.
Y es seguro que dentro de cada uno existe un todo que se desordena por mirarnos.
Señales que encontré en la oscuridad que son reflejos de la fuerza que tenemos los humanos para atraer a lo que más tememos.
Al igual que lo que amamos.
Yo se de mi suerte por tener la vida en las tensas batallas que provocan tu hiriente y cruel manera de pasar de largo.
Aún así volveré a intentarlo en otro cuerpo que sediento se atreva.
Quise mirar tan profundo que de puro cuerdo inundo las sensaciones ocultas de las noches tiernas.
Quizas las cuerdas que definen tu voz vuelvan para decirme que llegaste hasta mi interior.
Seras portavoz de mi manera de recordarte.
Distante y veloz en el tenso mirar de los amantes que nunca se tocaron.
Sedientos y privados de consumir su sed.
Queriendo la dulzura ser más brava en la postura confiada de tenerla bien amarrada.
Para morir en el salto que conduce al grisaceo asfalto de una mente que consume la terca y constante manía de llegar al limite.
Acepté el envite que por sentir compite con la salud.
Ofrezco hoy mi cruz desolada por el viento atrapada en el intento de amar y ser amado.
Nunca fuimos soldados para matar la ansiedad de éste despertar que ya llego a su fín.
Es cierto que vi mundos de oceanos naranjas como la puesta de sol vino a decirme que por hoy había terminado.
Fue tu mano y no tu pluma la que conquisto la rebeldía de su cuerpo en llamas.
Jamás quise romperlo y mucho menos perderte antes de adentrarme en ése otro mundo que desconoces.
Intente explicarlo, sin darme cuenta que aquello nos llenaría de dudas.
Crudas y feroces la mismas voces de tu abandono.
Llega el descanso, todavía estoy vivo. Ya noto el calor perdido.
Ya huele a oleajes que sin duda traeran movimientos y explosiones.
Y 70 balcones…
La roca está preparada para ser embestida…
¡¡Hazlo ahora!!