Oler en ti

Frenética y estática la vida cuando se deshacen los encuentros en el polvo de la atención prohibida,

quitándose uno la sed que produce la quietud de los días sin ti.

Enfermo de casuales intentos sedantes nocturnos bajo la nada constante.

Molino de viento erguido de paz muerta,

en el sabor de gélidos deseos que no tienen valor.

Dormir después de la terca manía que construye ficciones.

Estirando los corazones que perdí jugando a verte.

Humor desnudo de  fiebres en risas entre las prisas de un por que.

Ni amor, ni sombras , ni lastre en la mirada del hechizo.

Sombrío quebrar de alas en la desierta y muda velada de señoras consagradas,

aplastando palabras de amor que nunca creímos.

Farol de días grises y horas lisas.

Y tú tan distante, tan ajena… tan ausente… luna,

luna llena de reflejos que sentí.

Confusa la noche que te vi en la arena de aquella niebla.

Y que puedas herirme en la franqueza de los sentidos opuestos entre un cuando y un siempre.

Dejar Septiembre en las rutinas de parpados que se cierran por la molestia de no vernos.

O tener esos recuerdos que lastiman la creencia de ser quién nadie supo.

Resistir y perdurar de tanto madurar las ideas que nos hacen libres en la sentencia.

Casualidades inoportunas sin la vacuna de aquellos nadies de voz sin llama.

Abrázame  las dudas, destruye la calma, retirame la palabra…

asombremonos.

Puedo verte, suave y hermosa, luna en la roca de los aplausos sinceros.

Desnuda…

quédate.

Salvaje….

Volar en besos los excesos que sufrimos en piel constante.

Merecerse.

Oler en ti.

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