Y por las noches, el silencio fulmina a los ruidos diurnos del mundo que ya duerme en esta parte del globo. El placer de un tranquilo cigarrillo se háce puro. Y te dan ganas de que no llegue mañana con sus prisas y obligaciones convenidas para sobrevivir dignamente en la espiral del día a día.
Consuela saber que momentos como éste se repetirán algunas veces.
Y después dormir…
Ondoloin!!