PARA USTED ALPISTE

Agotamiento mental que con tan solo respirar y algún fármaco consigo vencer.

Cárcel interior en los recuerdos de hirientes ilustres pasados que me cabrean y me entristecen a la vez.

Vómito constante ante la falta de sueño que al parecer produce la anfetamina mezclada con dosis de ira a lo que lo misterioso responde con un murmullo de palabras de un tipo de bullyng mental que dudo soportar mucho tiempo.

Producido por algún miserable que disfruto de la rotura de mi mente y mi ser en el temblor.

Tiempo que pierdo una y otra vez ante realidades absurdas que acontecen.

Y tu mirando impasible y cruel las arcadas agonizantes de los excesos.

Tormenta insoportable en tu recuerdo de cruces religiosas a las cuales no tengo la intención de otorgarles ni condición pavorosa.

Alimento de ruines pensamientos que no son míos y, que responden a mis cicatrizadas ataduras.

Si respiro, me libero de tan amarga sensación de ser un bufón en la vida de algún despreciable y ridículo buayer.

Respirar y consumir legales pastillas que duermen tras la anfeta.

Quisiera yo morir en soledad de la forma más discreta, en lugar de ante esa muchedumbre del murmullo cobarde que insiste en visitarme día si día no.

Apenas me quedan fuerzas para sostener la corteza cerebral que impide que con calma pueda hacer y convencer.

Viejos fantasmas que incrustaron la duda y la mentira en una mente por entonces muy creativa y a la vez expuesta a cierto tipo de miserable manipulador al cual le queda mucho por pagar, que supongo lo hará en su enfrentamiento a si mismo en un día cualquiera.

Recetas libertinas envenenadas de represión propia y costumbre de un cardenal envuelto en su hipócrita manera de creer y comulgar para sin éxito total adoctrinar a un ser o seres capaces aunque no secuaces de su atropello moral desquiciado de aburrimiento existencial.

No se le ha juzgado al cardenal que de rositas se va, pero que en su palpitar de sobra sabes y se que perdido as.

«Anda y cuentale a tu diosecito» todo lo bueno de tu rezar y de tu caminar borracho de dictadura y exento de paz alguna.

Y al final se limpio las manos yendose de su propia creación dejando en mi la traición de «un soplido salvaje», el cual se aprovecho para derrumbar la parte de mierda creada con esa falta de honestidad y ternura que en cambio si la había en aquella y está música que perdura.

Señor juez, le toca a usted pasar e ir al banquillo de los acusados, y recomiendo empiece por reconocer su obsesión y posesión producida por ciertos celos creativos al igual que humanos.

Monseñor Cardenal…

Es tarde para querer vivir en una confortable paz que nunca entendiste.

Así que para usted….ALPISTE.

RECUERDO SU RISA DE HIENA Y SU MIRAR EN SU DISFRUTAR DEL HUNDIMIENTO PERSONAL

Llego el momento GANADO HE

 

Y no piense usted, tan falso libertino ser, que esto es reproche o rencor.

Lo que es es pura y dura venganza que aquí no termina.

Nos vemos en otras ruinas y otros paladares.

Viaje usted con la sensación de no haber manipulado ciertos entuertos de los cuales tuvo que escapar cual rata abandona el barco.

Sus cotilleos, reales o no, dieron mucho fruto y juego en su cobarde manera de defender lo que se suponía era una amistad.

Huye de las sombras que le persiguén y le perseguiran paso a paso hacia la muerte.

CONQUISTA LA PAZ QUE NUNCA DISTE

BIEN SE SABE QUE  USTED DE SER, ES UN REPRIMIDO DE CORAZON.

JAMAS VOLVI A VER TAN RIDICULO MARICON.

Atentamente, tu falta de honrradez.

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