Disolutos en el tiempo de un siglo reunidos por el mayor de los escándalos financieros, que nos reúnen cada día a ciegos y sordos en las granjas de cemento. Diluyendo los esfuerzos de libertad que hacen que uno se encuentre.
Los parpadeos son contados como milisegundos de descanso y la voluntad de crecer se te escapa por el aire que se contamina. Y es en ése momento cuando decides no protestar con la creencia de que cosas aterradoras e injustas pasan en el mundo, ¡que pasan!.
Y yo me levanto erguido de fe al pensar que alguno lo entendió antes que yo. Y la brisa de tu estúpida sonrisa ilumina el aire que me quitan por cada parpadeo.
Así las cosas llegan a Dios y vuelven con tu mirada fija en la utopía de decenas de instantes logrados gracias a ella. Y no hay cemento que pese tanto como para apagar las luces internas del centro y los costados. Y tal vez dormir con la sensación de que hoy has servido para algo. Mañana quien sabe, ¿y ayer?…. no sigas, ayer no existió…
!!Mierda!! ¡¡Otra vez se me ha ido la olla!!