Pintora de hilos

Las descuidadas manos de una Artista que pinta los excesos de un encargo mal pagado convertidos en jersey de invierno marital.

Las noches de los silencios dolorosos en el mercado centro de la metrópolis, sin mirada de regreso a los motivos. Haciendo tiempo de pintar el sentir que se siente observado.

Pintora de hilos que se estiran. Redactora del hablar con alguien nadie. Pólvora quemada en busca de imágenes corrosivas que lamentan los dolores. Incapaz dolor de huesos de otro tiempo. Pintar que produce aire.

La pintora que supo saber sin todavía rendirse en casas de un aburrido letargo hacia la creación. Dolores, fe y hastío por el cansancio.

Gusta de ir al centro donde la metrópolis invade creativos. Catedrales de caballos retratos ante algún baboso con dinero. Es Artista, lo sabe. Los pinceles también lo saben. Solo juegan a ver si se atreve una vez.

Pintora de la fe de algun calendario. Todavía está volviendo de ser el hilo de un Jersey Londinense. Caricia de lana sin prisas. Conocí conocer a la pintora de los encargos de un rechazo. Abusivos colores en la noche de los relojes nocturnos. Pinceles  que esperan dedos y manos. Fértil desahogo de versos. Obsesos besos en hielo seco que respira soledad. Agradablemente quieta calma los hilos. Y el zumbido de un loco refugio pintado de obrero galán que responde al nombre de Querer.

Pintora de hilos sumergidos…

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