Por eso nunca estoy solo…

24/04/2017

En la noche, cuando llega el silencio, es cuando las cosas cobran vida. Los suelos suenan, la madera suena, suenan tus tripas y suenan los segundos. Solo si estás despierto a cierta hora puedes escuchar el sonido del silencio. No estoy de coña ni mucho menos loco. Los arboles suenan. Puedes escuchar hasta una planta crecer. Y de crecer se trata. El cuerpo suena en el fluir de la sangre. En los oídos surge el pitido que hace la nada. Como una alarma de calma. La gravedad suena sin ser grave. Solo hay que estar despierto cuando todo parece estar dormido. De ahí es de donde la mayoría de las veces nace la música. De verdad, no es la soledad la que habla, ya que no lo estoy. Probar, a estas horas…el silencio canta. Y las tripas…
Se que no es normal, pero es…y ahora que no hay nadie, estáis todos. Por eso nunca estoy solo. Y pan con mortadela.

24/04/2017

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