Refugiando estrellas en la mesa numero 3

+ Esta mesa ésta bien. Aquí mismo.

– ¡¡Que alegría más grande el verte!! Te he pensado tanto en todo éste tiempo. Te veo ardientemente tú. ¿Que decías del azul?

+ ¿Verdad que resulta agradable cuando anónimos nos mirábamos?

– Vaya risas en el patio del no esfuerzo.

Aconsejo no mirar al tuerto, que por si no lo sabes, en estos lugares se recrean con los libres, llamándolos aburridos o tristes. Ellos, esos de la risa forzada y facciones empalmadas de escondidas miserias que de tanto se sabe. Pero tranquila, la luz esta en su mejor momento, si vieras la oscura orilla de los martes.

Venga, ahora en serio, cuéntame de lo que viste allá por donde la falta de rutina te embrujo. Estoy seguro de que para un tipo sensible y duro como yo serán unas buenas vacaciones mentales. Y no te lo tomes como un aprovechamiento ni un divertimento. Prometo no analizarte.

##Un recuerdo me invade constante por el cariño y la comprensión recibida, pero en seguida fugaz con una oliva destierro de ésta juguetona mente torcida que tengo.

+ Te veo y te huelo entre el ambiente de este bar de otoño. ¡¡Que sean dos vinos coño!!

– Atrajo la vida al descubierto del anzuelo mutuo. ¿Para quién el gusano?. ¿Para quien la correa?.

+ A mi no me jodas, no me seas plomo que ando de escapada cultural emocionada por un instinto.

– Tranquila mujer, si yo ni hablo como escribo ni escribo como hablo. Es el vino que hace que me embale. Chorradas textuales. Si en realidad te miro mirarme y me río halagado por sentirte.

¿ Por donde iba? ¡Ah! te decía que en ésta obra de la vida el que no termina endiosado, termina vendido en el mercado, y luego están los que se vuelven árbol siendo peces. La memoria.

– Vamos a hacer una cosa, voy a por ese par de vinos y me cuentas la mejor de tus historias que haya terminado mal. La que mejor te lo hayas pasado y peor haya terminado.

+ Me está cargando el tío éste con su cháchara de alpiste de loro.

– Un crianza de no se que cosecha de no se que grado ni fecha.

+ Joder al patio que aquí ya el calor amuerma.

– Que te quiero venir quería decir. Esto ha sido solo un festín de un texto provocado. Un infarto de soledades.

La cabrona no me llama. Luz verde y desalmada.

+ Copa en mano te digo que alucino con la carne cruda de los tiestos sin flores. Otro día dormimos.

– Otro día dormimos…

Refugiando estrellas en la mesa numero 3.

Arbusto Crower

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