Sangre y Tequila

Ya no me queda ni un sorbo de la estupidez que me llevo a volver a caer.

La ausencia de calor humano me ha llevado hasta el precipicio de los cigarrillos compañeros del absurdo.

Lo perdido ya no afecta, lo absorbido no termina de saciar.

Ya no necesito ni buenos recuerdos entre las risas al sol.

Emprenderé un nuevo viaje hacia la normalidad estable sin la compañía de los asuntos que hieren.

A partir de hoy comienza la nueva sensación del camino incierto que solo lleva a los manidos recursos de sonidos  ingravitos

En cuanto a ti, ni siquiera despedirme.

Fue suficiente la ultima batalla en favor de esa causa perdida.

Vuelvo a los orígenes que te trajeron.

Acabo de andar por el ultimo consuelo de esperanza.

Allí me encontré con la balanza partida en mil pedazos que ya ni siquiera soporta el equilibrio de nuestros encuentros.

Hoy, después de tanto, me libero de mi mismo y enciendo la mirada nublada de tanto ruido.

Hoy, después de aquel llanto, me despido del sin sentido que me genera la espera mensual de tu regreso.

Me faltó un beso amable en gratitud por lo padecido.

Me faltó aquel viento de whisky y rebeldía en lo desconocido.

Mañana ni un solo esfuerzo en favor de la justicia que no hace más que vender miedo a quién la sostiene.

Gigantesca la jornada de silencios en la madrugada.

A ti ya no te queda nada para la decisión final.

A mi ya nada me resulta sensato.

Aquí, a mi lado, sonidos de lluvia y tiempo.

Ahí, al otro lado, el brillo de los espejos que ya no reflejan la realidad.

«Haber sido más audaz», me dicen las sombras de la suerte.

Feliz aniversario decadente.

Adversario que golpea luces de otro tiempo que no volverán.

Fuente de sangre y tequila.

Ya no nos quedan poros en la piel con los que respirar un deseo.

La liberación llega a ser espantosa cuando comienza.

Amor con amor se paga se dice mientras se siente.

Olvido ya no es el nombre de las mujeres amadas.

Lo cambie por la blanca orilla de espuma desobediente.

Profundamente.

Atentamente.

Consecuentemente.

Eterna y consciente… mente.

 

 

 

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