COLOQUIO SOBRE LA PUNTUALIDAD LABORAL Y LA AFINACIÓN MUSICAL.
PARTE I
De sobra se sabe que en éste mundo organizado según los horarios y las manías de algún cabrón retorcido el cual en su día se le ocurrió que uno debe comenzar a laborar desde bien temprano, siendo éste un habito totalmente antinatural, me encuentro una y otra vez en la involuntaria rebeldía de llegar durante toda mí vida tarde a los encuentros matutinos. Os puedo poner ejemplos de ésta mala costumbre involuntaria a tutiple, pero solo os diré que ya desde bien pequeño, en épocas de jugar al fútbol en algún equipo territorial, han llegado a esperarme (sin ser yo un portero excepcionalmente brillante), tanto mi equipo como el equipo contrario e incluso el arbitro.
Quiero decir, hubo una ocasión en la que mi tardanza para despertarme ocasiono que ambos equipos, más árbitros y público me esperaran para ponerme los guantes para luego por ejemplo perder 31 – 0.
Eso os da una idea de lo fantásticamente emocional que resulta mi ser. A partir de ahí, ni para eventos musicales ni nada por el estilo. De siempre, por las mañanas he llegado tarde a todo.
Una cosa en mi favor es que siempre he llegado tarde pero he llegado.
Quiero decir, había quien llegaba a la conclusión de que habiendo pasado 1 hora y cuarto del ensayo, no merecía la pena llegar y pasar el bochorno de la tardanza. Pues bien, en mi caso siempre llegue sin importarme cuan tarde llegaba, ya que como os digo el hecho es totalmente involuntario y podríamos decir que hasta inconsciente, ….joder es que estoy dormido. Me refiero a que dormido no soy responsable de mis actos. No se si me explico…
Pues ni más ni menos esa impuntualidad me ha perseguido durante la vida, habiendo llegado a depurarla en solo 5 o 10 minutillos al día, cosa que no se valora para nada teniendo el curriculum de impuntualidad, o si se prefiere, la reputación de impuntual que me acompaña.
Por éste motivo he tenido movidas de todo tipo, siendo en cualquier otra franja horaria de lo más puntual.
PARTE II
Dándole un poco al bolo, se me ocurre que la puntualidad es a la música la afinación. Si me pongo en éste punto, puedo entender que a la gente le moleste tanto el tema, pero también he de decir que me he chupado más de una desafinación hasta de grandes profesionales, y como no, me he cagado en la madre que los pario a todos pero siempre dando una nueva oportunidad para una siguiente vez.
Me ha llegado a pasar de comprarme una guitarra con un afinador incluido solo y exclusivamente para tocar en directo y no sufrir la distensión de las cuerdas producidas por el calor o el frío, y resultar que según estoy tocando, teniendo la guitarra perfectamente afinada, resultase que cada nota que daba sonara vamos a decir MAL.
Y después de comerme el tarro y de creerme totalmente desafinado, me doy cuenta que quien está desafinada es la mayoría de la orquesta de cuerda. Me estoy refiriendo a la hora de interpretar el tema NAHIA.
Es decir, como en la política, si una masa de gente está en un punto en común, aún estando en el error, inmediatamente ése punto en error se convierte en el acierto, dejando al individuo o minoría en la situación de error aún estando en lo correcto. Quiero decir, si toda la orquesta está desafinada más o menos de igual manera, y uno está afinado pero en solitario, inmediatamente por ley imperativa de los dioses el que está desafinado es uno. Lo mismo sucede en la politica. Se nos da el caso, lo sabemos de sobra, que hay una inmensa mayoría de paletos que botan al PP, en cambio existen, existimos, una minoria que claramente tenemos un poco de sentido comun. No te voy a decir que estamos en la verdad absoluta, pero si que hay cosas que no pasarían de estar alguno de los mortales con sentido en el poder.
Pues bien, la afinación es importante, pero también hay canciones en las que resulta más motivador o sencillo afinar que en otras, por lo tanto, me preocupo más por llegar puntual a unas citas que ha otras, aunque también está el punto inconsciente de que alguien no se sepa desafinado, que le ocurre como a mi con el rollo puntual. Y luego está la masa que convierte los errores en condición y el individuo o minorías que sufren las condiciones de la embrutecida y errónea masa global.
Hasta aquí la charla coloquio en forma de tesis
experimental en la que solo he hablado yo.
Si alguien tiene alguna opinión o incluso solución, mi gabinete de impuntuales pero afinados y yo estaremos encantados de saberlo.
Atentamente…
Un perro verde.