Vivo descalzo de emociones en esa terca constancia que se esconde tras un aplauso forzado de educación.
Lleno de incapacidades y vacío de sonoras posibilidades.
Ausente de un consciente olvido y de un presente en mañanas preconcebidas.
En continuo y cotidiano desayuno de amaneceres involuntarios que confían en la capacidad de los sacrificios.
Atado a una capsula cafeinosa que sostiene mis parpados en su ejercicio constante de un abrir y cerrar luz.
Lejos de la madrugada en la que me encuentro.
En esos naufragios de creativos mares en la quietud.
Absorbido por resultados lucrativos.
Huyendo de lo vital y lo innato.
En un «como todos» eterno y conformista que disuelve los verdaderos impulsos de quién aprecia algo más que «la cárcel de las monedas».
Consciente de raíces bohemias que descubren la utópica realidad de los auténticos y evolutivos pensamientos que ayudan a caminar entre la maleza.
Sabiendo de una realidad comprometida con la sed natural de los encuentros.
Agradecido por las pausas del humo y desorientado por la trepidante escena servicial.
Cariñosamente unido a los apegos que aportan serenidad y, obstinadamente malhumorado por los atropellos humanos de propósitos en la supervivencia.
Lejos de la gran manada gris.
Perpetuo en libertad controlada.
Difuso en el ambiente.
Constante en la diferencia de los polos.
Transparencia emocional en lo puramente sensitivo de realidades profundas.
Jadeante en lo experimental y adicto de palabras que expresan la belleza de la calma tras el frenetismo.
Acusado por la falta de cordura habitual.
Amablemente sedado por la rutina.
Guerra fría sin recuerdos del fuego.
Y los líquidos que desnudan la franqueza.
Por hoy ya sin queja para la esperanza.
Por hoy ya sin la cruda fuga del abandono consumido.
A saber de quién los silbidos de éste viento húmedo.
Viento húmedo y seca lluvia en suelos de aire y pesada huella sin fondo.
Arquero de tensa mirada.
Costumbre de soles.
Sediento de vida en el caudal de los sonidos.
Y seguir siendo vivo…
Dormido de rencores…
Luthier de corazones…
Casero de lunas llenas…
Sombrero de paz…
Soñando verdes cristales en hojas marcadas por la serenidad.
Asuntos tiernos…
Halcón fugaz sin pasado…
Juglar que despeina obsesiones…
Y tus caricias presentes…
Emociones.