Suerte…

Me sacudió de golpe la noche que encierra heridas, por eso me doy cuenta de la espesa soledad en la que se callan los caminos.

Y en ese profundo vacío siempre me encuentro con tu recuerdo. Ni siquiera nos dio el tiempo para abrazos largos y fuertes.

Nos quedamos mudos de tanto que nos contamos, y nos resguardaba la risa que se fue quebrando de fría.

Por aquél beso fuimos grandes pedazos de vida en cualquier instante.

Suerte…

Me quedé sin la invasión que ya no pasa por el invierno.

Y cuando te veo pierdo el sentir en el que caigo en las madrugada que tanto y tan claro me suenan a pérdida.

Fuera de lo social, atado a la costumbre seca, inerte de encuentros en un momento de cordura que se nutre de la calma,

sin habla en ésta quieta y silenciosa espera.

Ya no hay sonrisas al vernos, ni mensajes de atención, y es que así sucede una y otra vez en esta rueda del embrujo.

Restos de un naufragio sobre el fuego de las traiciones.

Olvidado de los fieles sentimientos en los días sin ternura.

Aún así permanece la esperanza de un asombro. Y la tierra se mueve bajo estos pies de barro.

Hay quién hace rimas que muestran realidades sociales impregnadas de política vendida, pero a mí me sabe todo a mentira,

resulta tan evidente.

Mejor si no te mientes y liberas todas tus cicatrices en un consuelo de listos que no somos nada ni nadie.

La cruda y terca manía de quién no llora la sed.

Sé lo que no quiero, y en ése saber cabe mucho no querer.

Y sé lo que me pierdo, y en ese perder estoy vivo tras tanta niebla.

A pesar de mí, puedo decir que te adoro, a pesar de mí…

También puedo rendirme y…

pero no, estoy vivo, y es por eso que resisto en la soledad de las palabras que se mueven hacia el fin de los asuntos tensos.

Salud de mediodía, valor de media noche, calor de invernadero en el temblor de un abrazo,

y el hielo seco tras la realidad.

Tan solo a ti te tengo, y es suficiente si no olvidamos sentir la amable manera de perdernos.

Aunque tal vez sea sin mí cuando empieces ha…

Si es así  no quiero, aunque mejor aplaudir el comienzo.

Si es así lo sabremos cuando el sol regrese a tú mirada.

Te seguiré viendo, siempre que pueda saberlo.

Prometo no perderme en la inmensidad de la mente.

Suerte…

calmarte los miedos en la luz.

Suerte…

Siempre fuiste tan fuerte….

por eso estás por llegar, por eso te siento cerca…

Suerte…

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