Supiste verlo (CAPITULO 2)

Supiste verlo. Quien sino tu se iba a dar cuenta de la manera que tienen de desenfocarlo todo. Así caminan, con sus prisas y sus ojos vacíos en busca de una fortuna que jamás tendrán, algo que es casi imposible de lograr a base de conformismo y olvido. Algo que ni con todo el sacrificio del mundo se puede llegar a tocar.

Tú supiste verlo, por eso tienes la carne viva de emociones y tu ojos llevan la profundidad y el brillo de la riqueza que  compra vida.

Sabía que eras así, lo vi en todos tus gestos y en todas tus rebeldes sensaciones.

Lo sabes, lo has descubierto, lo has encontrado. Eso que a la mayoría de tus hermanos  tanto miedo les da por perder una estabilidad que solo aporta el calor frío de las rutinas. Tampoco se lo pueden permitir, están demasiado atados.

Por supuesto que los hay felices, por supuesto que los hay satisfechos, muchos de ellos, pero nunca sabrán en realidad que es jugársela y morir un poco en el intento que más adelante te dará toda la fuerza que necesitabas para comerte la vida a cada paso.

Tus hermanos, que se que los quieres, en cierto modo viven de una forma plana y llena de costumbres, de una forma mecánica entre risas provocadas y silencios mal vistos. No saben lo que se siente cuando nada te molesta ni te ata.

Si, es cierto que algunos son humildes, ya lo creo,  y a la vez su capacidad de sacrificio por los suyos es todo un logro que alguien como tú dudo que podría.

Es totalmente lícito, humano y natural seguir a la manada que tanto arropa al igual que fortalece , pero lo tuyo es diferente, tu tienes el tiempo de tu mano para inventar lo que fuera que necesitaras inventar, el tiempo para soñar tu día a día en la paz que te da algo tan puro y a la vez sofisticado.

Te vi venir, en tu crecimiento, en tu despojarse de todo lo que en realidad para nada sirve si no se vive.

Te quedaste con el tiempo y la paz.

Paz y tiempo, sueño y dicha. Pasión y serenidad. Emoción. Sensibilidad. Sin presión y a la vez sin pararte a lamentarte por lo peligroso e inoportuno que puede llegar a ser mostrarse tan frágil en éste mundo.

Supiste encontrarte en la forma de saludarse con la mirada limpia de rencores.

Supiste verlo, y yo me di cuenta enseguida.

No hace falta decir que cualquiera no consigue llegar a un camino tan libre y tan fresco. Hay matorrales, y espinas, y pesados pensamientos, e incertidumbre que atravesar, pero una vez allí, la satisfacción sensorial suple toda pretensión de una fortuna mayor que la que se tiene.

Ni siquiera tienes familia, que se sabe que es una de las alegrías de la vida normal y sensata. Tu no, nada, el sol, la luna, y todo el cosmos encima de ti apoyándote para que simplemente seas feliz. Alguien te llamaría salvaje, pero sin duda no sería nadie que hubiera probado eso, ésa libertad de ser e ir a tu encuentro.

Se que a veces desearías deseos en forma de grades acontecimientos, y quien no, pero en la simpleza de construir tu tiempo noto que has encontrado la manera viva de los que sienten que caminan sin temor.

En cambio yo, que te voy a contar, ya me ves, sentado en ésta silla con dos ruedas a cada lado que me recuerdan siempre que no debí llegar tan lejos. Mirando los relojes que nocturnos me obligan a cumplir pleitesía por la falta de valor que terminó por poseerme. Por eso es que te admiro. Porque yo también estuve allí. En el otro lado.

…Perdona,  que apenas te dejo hablar. Tampoco me sigas mucho la corriente que uno se envejece rápidamente.

Aún así estamos aquí, frente a frente, lamiéndonos el saber y alejados de la mala costumbre que tienen los ojos de interpretarlo todo.

Te veo, y te veo bien. Y sobre todo te veo en calma,  con la fuerza y la sed de las mareas. Supiste verlo cabrón jajaja…supiste verlo.

¡Vaya!, empieza a llover. Seguramente para que cierre mi bocaza de una vez por todas. Sin duda el de arriba no me concede más tiempo de cháchara bajo éste cielo que hoy es tan denso, el otoño entra fuerte en esta parte del globo.

Te pongo la cabeza loca con mi manera de reconocerte, lo se.

Será mejor que vayamos dentro al calor de la madera, que estos huesos míos apenas me dan para girar las jodidas rueditas éstas.

Prométeme una cosa, cuando vuelvas allá, acuérdate de plantar por mi un árbol el cual te recuerde en un futuro a mí. Ya sabes, por la manía que he tenido siempre de dejar constancia de mi paso. En realidad es una manía que tiene casi todo el mundo. De poco me ha servido.

¿Sabes cual es el sentido de la vida?

No es procrear, ni enseñar, ni alimentar. Ni siquiera aprender o poseer o ayudar lo es.

¡¡El secreto de la vida es VIVIRLA!!.

¡¡Ese es el secreto!!.

¡Vivirla por y a pesar de todo!

¡Sentirse vivo por dentro y por fuera!

¡Saberse frágil y poderoso a la vez!

¡Sentir que si ríes, lo haces con todas tus ganas, y que si lloras es por apreciar las veces que quisiste volar y no pudiste!

El amor…ése si es importante…

¡Pero hay que vivir la vida a base de sentir, y esforzarse por la honestidad que requiere de una compañía libre de roles marcados por la costumbre!

¡De saber que uno siempre tiene la opción de regresar a los caminos que se cierran, y también de abrir en canal las pasiones que más tarde terminaran por desvanecerse!

!Vivirla!

¡Virvirla sin temores ni absurdas cargas morales!

!Virvirla joder!

…Y el amor…

….

En fin que ya me estoy poniendo pesado. Si no te importa voy a acostarme un rato, tienes vino y algo de comida en la nevera. Te veré mañana, antes de que te aburras y te marches.

Uno ya tiende a dormirse antes de tiempo para si la muerte viniera que nos coja descansando.  Que en realidad, si lo pienso, en mi caso lo mismo da con éste sentar eterno que tengo. Este matrimonio de dependencia que tengo con ésta maldita silla.

Tu no me hagas caso que últimamente ni yo mismo se lo que digo. Bueno si que lo se.

Me gustó verte. Tu siempre supiste escuchar. ¡Por eso!, ¡por eso lo viste!.

¡Por eso sí!…estoy seguro de ello…

Por eso supiste verlo…

[En ese momento los ojos de Federico se cerraron, y sus manos cayeron lentamente sobre la vieja silla de ruedas. La cabeza se rindió hacia un lado y sus hombros se desplomaron.

Yo lo mire como quien mira a un pájaro herido. Me pareció que había resoplado envuelto en una cierta paz. En seguida me di cuenta que ésas palabras habían sido el ultimo aliento de vida de Federico. Lo cogí por la cintura y lo postre en su cama cubriéndolo parcialmente con una manta.

No avise a ninguno de los hermanos hasta bien entrada la mañana.

Federico murió con esa vitalidad que tienen algunos hombres buenos,  siempre luchando por subir otro nuevo escalón en una vida que se le atragantaba. Fiel a su pensamiento y sus manías cubiertas de un corazón noble que siempre le acompañó.

El entierro fue rápido y sencillo, pero intenso. Así es como era él, un todo terreno dando su vida por cuestiones elevadas y honorables batallas de búsqueda en las que casi siempre salió bien parado. Al final quiso morir reconociéndome en la virtud, y en cierto modo fue su manera de salvarme de todos mis espantosos pecados. De no ser así, quién sino iba a enfrentarse a la muerte con la vida como bandera.

Por la tarde regresé al barco que me llevaría hacia la ciudad de Daensnai Serk, donde me esperaba el siguiente escalón hacia la cima de los sentidos. Hacía aquello que tanto pavor me causaba, hacía la niebla de las irónicas cascadas sedientas de nueva carne. Hacia el ultimo espejo gris emocional. Era el momento de hacer frente a la sombra de las pasiones prohibidas.

¡¡VIVIRLA!!]

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