Echo de menos aquel silencio.
Ese que sustituye a la música como nada ni nadie.
Ese que calma el alma en la madrugada.
Aquel silencio que no hace preguntas.
Aquel silencio.
Ese silencio que cura.
Era nuestro, sin recuerdos, sin temores.
Echo de menos aquel silencio del Cabo de Gata.
Y la luna y el sol cuidaban de aquellos arboles que cuidaban de nosotros.