Un perro atado ladra en el silencio

Dificil, dificil recordar que fue lo que me hizo abandonarlo todo, todo aquello que me resultaba tan dañino, pero son cosas del pasado, hoy por hoy me mantengo estable, como decía mí amigo Bob, que hay mejor que la calma en días de lluvia, que hay mejor que tener la suerte de disponer de tú tiempo para aún pudiendo hacer mil cosas decidir abandonarte y simplemente mirar la vida pasar con ese fugaz deseo de algún encuentro orientado hacia la espera. Por qué ya ni siquiera necesito el desahogo de un poema, ni me queda fuego que quemar, tan solo el sonido del ladrido de un perro que supongo han dejado atado mientras su dueño se toma unos vinos en el bar. A veces pienso que debo apresurarme en volver a crear, que debo imponerme ese ansia que siempre me ha llevado hacia el arte, pero cada vez hay menos que decir, o es que cada vez la vida me duele menos. No soy muy dado a la creación vanidosa, ni tampoco necesito ya que algún fan me diga lo bueno o lo genial que le ha parecido alguno de mís discos, de hecho siempre fueron para nadie, mí busqueda tenía fundamento si el dolor de la existencia venia a visitarme, pero hace ya unos meses que al parecer nada me atormenta ni nada me presiona, y crear por crear tampoco me parece, no necesito llenarme de ego escuchando mí última composición, eso quedó a un lado cuando comprendí que jamás todo ese esfuerzo, esa búsqueda, tendría algún reconocimiento o algún sentido. Ahora mismo no deseo, ni tampoco busco, tan solo me dejo caer en la cama y disfruto del humo de un cigarrillo tras otro.

Las posibilidades de que mí obra sea encontrada por el mundo son muy escasas, y ya nadie tiene tiempo para nada que no sean sus propios proyevtos. Estoy cansado, cansado de inventar e inventar, cansado de sacar luz de donde no la hay, cansado de llenar el silencio con melodías que traspasen el corazón e impregnen de sabiduría la mente.

Llorar, hace mucho tiempo que no lloro, demasiado, y es en el llorar donde luego encuentras las ganas de subir otra vez al peldaño siguiente, pero a mí se me volvió todo plano, si acaso un par de copas de vino y un poco de comida pueden saciar este letargo que supone la falta de interes. Aunque… si soy sincero… hay una luciernaga por ahí que me anda buscando y que espero me encuentre en buenas condiciones, es una mujer vital que algo ha debido ver en mí, y yo estoy dispuesto a ofrecerle lo poco que se dar, lo poco que puedo cumplir, lo poco que no perdí. La veré pronto y, estoy seguro que será un encuentro especial, o por lo memos yo intentaré que lo sea, tal vez quede en mí algún atisvo de amor que ofrecer, sin duda ella lo merece. Y quién sabe si tras su encuentro empiece a llenar las paginas de este blog de dicha, y la música llegue a mí en diversas formas y una vez más tenga a la belleza como compañera, y tal vez me gane un hueco en su corazón. Estoy dispuesto a arriesgarme nuevamente, aunque ando torpe en ese tipo de cuestiones, por no mencionar que las pastillas que tómo me han quitado buena parte de mí libido, de mí apetito sexual, aunque se de sobra que eso es como todo, cuanto menos lo practicas menos te apetece, y en cambio cuanto más… pués eso. Hay muchas cosas que mí luciernaga debe saber, ninguna de ellas es determinante, pero si quiero que comprenda, ya que tal vez mí frialdad haga que no quiera volver. Aún así lo voy a intentar, voy a dar lo mejor de mí, y puede que algo bello surja, que sin quererlo ni necesitarlo, y siendo algo dificil de que vuelva a ocurrir, tal vez pudiera volver a enamorarme, con todo el bien y todo el mal que eso conlleva. De momento seguiré en este estado de espera, en esta manía de no buscar ni buscarte, me refiero al arte, a la música, a mí voluntad, a mi camino. Quisiera que la luciernaga formara parte de él, parte de mí.

Ahora debo parar de escribir, encenderé un cigarrillo y… en fin, he leido por ahí que las luciernagas están en peligro de extinción debido a la luz que generamos en las ciudades, tal vez una de ellas consiga iluminarme a mí. Tal vez…

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