Y de que sirve ahogar los minutos echándote de menos, si ya ni las horas nos recuerdan mil momentos, de que me sirve quererte aquí a mi lado cuando estoy algo entonado y puedo ser sincero.
Atrás quedó la confianza de un nosotros que no supo a victoria, en aquellos dos locos sin sentido que juntos lograban atar todos los recuerdos de nadie.
Si supieras lo que me alegro porque estés bién, y a la vez lo que me apena que sea lejos de mí.
Pero igual pensaste que no podría seguir vibrando con cada pulso de vida que surja a mí alrededor, al igual que tú, mariposa enjaulada, supiste querer a quién nada merece.
Desde aquí lo que acontece sin promesas ni rencores que de lluvia los amores se enfrentan al mal querer
Y violenta es la marea que por suplicar pelea lo que nunca fue de alguien y menos de quién escribe.
Suponiendo que mal vive la fuerza de los cobardes que nunca vieron en tí la suerte de sonreir.
Que me sacie la amargura de tanta sed en premura y que sepa quién murmura la voz de la piel a oscuras.
Después de todo… quién defiende a un despertar….
Ni la sangre virgen de ausencia es capaz de renovar la mirada limpia sobre quién te liberó de la atadura, de la oscura sensación de no tener vida.
Y si es así…
si es así con vida se paga…