Me despierto ya invadido por la sensación que me dejo la noche. Y es que son tantos los reproches que me esperan adentro. Necesito controlar cada uno de los pensamientos pero de ésta forma solo consigo crear pensamientos buckles que me cansan y a veces me enfadan. Se que debo dejarla fluir y no tener miedo de adonde me pueda llevar, pero la sensación de carcel mental es tal que no se me ocurre otra cosa que retenerla.
Apenas veo a nadie debido a mi auto-aislamiento producido por la incomodidad que me generan las personas en masa. Además, ahí afuera todo se ha convertido en una coña tras coña. Las gracias inventadas al momento es el nuevo ping pong y la manera que tenemos de comunicarnos en la superficie. Nadie va a lo profundo. Nadie bucea en cuestiones del ser o de la vida. Quede claro que participo de ese ping pong de la entelequia humorística y la disfruto, pero resulta agotador tener que tener respuesta para todo.
Por lo demás la vida pasa y pasa muy deprisa, y la verdad es que no se si voy a tener tiempo de organizar mis ideas. Tampoco me atormenta el tiempo. Simplemente noto que pasa. Lo veo en mi cuerpo, lo veo en mi voz, lo veo en mis ojos y en mis palabras.
No se que es lo que me hace aislarme, no es miedo. Es más bien la extraña e insistente sensación de que me oyen en la intimidad, y a la vez soy plenamente consciente de que no hay nadie. Son las señales de la vida, las casualidades continuadas, las palabras concretas que utilizamos. Todo eso me habla y me habla muy claro. Los artistas me hablan y entiendo a la perfección.
Por la noche, a ésta hora, estoy bien. Por eso escribo.
No se cuanto tiempo aguantaré con ésta presión cerebral.
El corazón lo tengo herido pero no podrido.
Me paso tanto tiempo hablando solo que termino creyéndome que me oyen, aunque se de sobra que no es así.
Escribir ésto me ayuda. Bastante pasa uno con éste aislamiento prolongado y con algún mal de amores que me trajo hasta él.
Quisiera que estuviera a mi lado ahora, que se quedara dormida en mi costado mientras yo podía estar escribiendo alguna otra cosa.
La mujer me da felicidad, me da vida, me da aliento y diversión, pero siempre termina escapándose por mi propia culpa. Y es entonces cuando empieza el auto – aislamiento.
Intentaré dormir, apenas he dormido 7 horas en 2 dias.
Intentaré dormir si.
Cerrar ojos y esperar….
Cerrar ojos y…