LA CRUELDAD DE UN SADICO INTERNO QUE INVENTO EL JUEGO QUE VENCER

Estuve tan alejado de lo real que todavia ahora me cuesta comunicarme. Me fui tan adentro que raro seria si pudiera mantener hoy una conversación cariñosa con nadie. Pero eso no significa que te olvide, no significa que no te tenga en cuenta, tan solo son las palabras que arrojé al vacio de una pared las que tras un derroche de humor y discursos solemnes quedo en este estado de absurdo, cómo si toda mí lucha formara una ficción a la que vuelvo una y otra vez. Es cansado continuar olvidando todas las señales, pero cómo si no volver a mi ser, ese que puede sonreirte sin apariencias, ese que puede amarte. Son días duros que no logro entender del todo, tras la ventana de mí locura sólo veo reflejos distorsionados, y no soy capaz de distinguir lo cierto de lo inventado. Soy capaz de morir un poco en cada batalla y resurgir dìas después, cómo quien regresa de una muchedumbre que tan solo alocadamente rie sin haber motivo. Es cruel, es atroz, pero no se del todo si es.

Tan solo espero nuevamente estar yo cuando vaya a tú encuentro, y que nuevamente seas capaz de silenciar a todos mís fantasmas, esos a los que les hago las gracias cada vez que miran en mí. Siento sentir tanto y a la vez quedarme frío. Siento no poder disfrutar de la sencillez que requiere el mirarte. Atado a un reloj caducado que siempre me trae de regreso al presente. Seré capaz, de eso no tengas dudas.

Tenso…

Herido…

Fiero…

Endurecido…

Abandonado…

Fatigado…

Pero vivo.

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