HUMANIZAR

Ella, que caminó a trompicones

sin tiempo ni orden,

entre calles vacías que dibujan el recuerdo de un mañana incierto en el que las dudas se harán realidad,

entre los reflejos de este virus caótico que no atiende ni respecta a nuestro mayores.

Sabe quién estará detrás de este exterminio provocado que nos conduce a las nuevas conductas humanas.

En el espejo queda reflejado todo el dolor de una vida.

Ella.

No somos capaces de sostenernos aunque por toda injusticia podríamos luchar.

De que modo, cómo resistir estos confines solitarios que nos dan.

Se intentó con música, pero es ésta misma la que corre hacia peores días.

Aún así,

queda esperanza en los ojos de quién con sabiduría mira hacia un futuro que duda la traiga de regreso.

Ella, con emociones mientras el tiempo le va arrugando.

Y la sociedad se va retrasando en cuestiones de libertad.

Por eso es importante que quién tenga fuerza la gaste en cambiar el mismo sistema que nos trajo hasta este momento insólito.

No serán nuestros muertos los que puedan lograr hacernos más humanos.

Es la propia vida la que deberá concedernos alguna opción de evolucionar hacia la utopía que supone que no existan esas malas lenguas que acostumbran a ponerlo todo en contra de quién saben aún le queda honestdad.

También necesitados de dignidad que nos aporte la más auntentica y real sensación de estar vivos.

Confundimos bienes materiales con felicidad.

Ahora es ella la única capaz de aconsejarnos.

En un intento de preservar las cualidades humanas más valiosas.

Las que nos hacen sentir.

Las calles vacías, como todos esos corazones negros de quienes gobiernan sin rumbo.

Sólo hay confrontación y miedo,

y la extraña sensación de que no somos dueños de nuestro destino.

Un buen trago de vino y a correr entre todas las miradas de aquellos que en realidad no saben mirar.

Tal vez sea el momento de trascender y forjar la espada que pudiera atravesar el frío.

Tal vez recuerden algún día que es ella la que no vuelve nunca más.

Y poder descubrir que nada hay más importante que caminar hacia la mirada limpia,

esa que tanto a visto y que tanto se gasta,

esa que que veo en Esperanza.

Mi Amuna,

como calles vacías y el ancho mar.

HUMANIZAR…

A mi Amuna, Esperanza.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *