Ser el fuego improvisado en dias casuales de una flor reconvertida en la esperanza de una especie en extinción.
Cuando caímos de golpe en la inquietud amarga para darnos cuenta tarde del peligro que acecha tras la soberbia de algunos horrendoz reflejos del interior.
Y la lengua se hizo vacío contra la pared…
Con la sospecha de sentirnos observados…
El temblor de la tensión que se acumula en cada hueso.
¡Terribleblente ausente!
Entre las sombras y el amor.
Apartando la mirada que ya no te pertenece.
Seremos ante todo valientes en la necesidad confusa…
Y en este equilibrio frío que nos ha robado el llanto…
Y cualquier posibilidad de regresar al refugio que supone ser consciente del momento exacto del silencio.
Y atravesar el corazón con una vida en llamas.
Por eso estoy tranquilo sabiendo que el destino fue pactado entre el ruido y los malos pensamientos
En un intento de desviar la atención que sabía, suponía,
que te comerían la virtud…
por simple divertimento.
Y así que enloquecí…
Como forma de pago a mí ausencia,
Perdiendo el camino que furioso emprendí para no sentir aquél dolor que fue capaz de hundirme en el barro…
…Y humillarme el alma.
Por eso sigo aquí…
…frente aquellas presencias crueles.
Para gritarles que jamás dudé ni por asomo de la flor de mis sentidos… rescatada del olvido.
Con la fuerza de un guerrero samurai dispuesto a todo sin esperar nada.
De ahí nace la convicción que tanto molesta a veces.
Fuerte como el acero que atraviesa las entrañas… y libre como las nubes que sin saber presumen…
de ser capaces de volar.
Estoy listo.
Texto: Sergio Zurutuza
Voz: Jesús Valenzuela
Guitarra: Sergio Zurutuza
