LA DESILUSION ILUSIONADA

Hoy estuve pensando en esto de la Navidad, de cuando tenía algún sentido, de cuando la reunión de las familias iba más allá de un simple encuentro en el que comer y beber todo tipo de platos para finalmente terminar empachado o salir a tomar unas copas. Ya ni siquiera recuerdo cuando los regalos hacían ilusión, ni cuando la famosa cabalgata de reyes tenía un algo mágico que hacía que esa noche fuera especial.

Pero realmente de nada sirve mantener lo que llaman el espiritu navideño, de hecho ayer, día de Noche Buena, tras cenar con la familia, salí a tomar algo y tan solo me sirvió para comprobar que éstas fechas están reservadas para los niños y para la juventud, ya que en todos los bares se podía observar a veinteañeros engalanados los cuales salían con un cierto positivismo en busca de algún posible ligue. Sinceramente, creo que me debo estár haciendo viejo, bueno de hecho es una certeza, apenas aguanté hasta las 3:30 de la madrugada, y eso que salí para las 23:45, es decir, aguanté unas 3 horas y media en ese ambiente festivo rodeado de gente joven y bebiendo chupitos de whisky. En cierto modo es la manera que tiene la vida de decirte que te hagas a un lado y que dejes tú sitio a otros con más ganas que tú. De igual forma que cuando sabes que son los recuerdos los que hacen que esas cenas familiares tengan algún sentido. A mí, personalmente, me parece una tradición gastada y reconvertida en consumo, pero una cosa es cierta, mí visión sobre estas fechas no debería ser la que se extendiera, ya que a pesar de saber que la ilusión de los niños es lo realmente importante, también sé que la desilusión de los mayores entorpece a cualquier sentimiento mágico que pueda surgir en el ambiente. Una cosa es segura, la Navidad es una celebración que desde que cumples cierta edad tan solo aporta nostalgia y tristeza, ya que a quién más quién menos le falta alguien importante de la familia.

Pero… ¡¡un momento!!, quién soy yo para describir la ilusión que pueda tener cualquier humano más allá del famoso nacimiento de Jesús, quién soy yo para opinar si la Navidad úne o deshace, lo que es seguro es que ya va siendo hora de coger las maletas y desaparecer de una vez por todas, me refiero a las ganas de tener una vida propia lejos de quién en algún momento pensó que esto sería eterno.

La calabaza se hizo carro de caballos para en una noche lograr encontrar a la princesa, pero a partir de que suba la marea y la luna se observe gastada volverá a ser calabaza, y poco importará si uno lo vive con o sin ilusión. Hay tan pocas cosas importantes que den sentido a la vida que seguramente la Navidad resulte una forma de por un momento gozar de la melancolía, de la añoranza, si es que uno tiene algún amigo en la vida y la quiere compartir. A cada paso de los años ya no quedan cumpleaños ni recuerdos dosificados en forma de abrazo.

Que cada vez que un ser vivo sufra se tambaleen las miradas cínicas, que pueda ser uno libre de acto y pensamiento sin que por ello se le ocurra quitar alguna ilusión de nadie, que las sombras se desvanezcan tras las flores de un entierro.

Y después de todo, solo quedó el silencio de los que duermen, y la raíz de la desilusión se convirtió en alegría, de esa que cuando uno la siente todo lo demás cobra sentido, esa fuerza que impulsa hacia adelante todo lo que uno pueda llegar a comprender.

Asi fue como hoy, tras una noche pacífica, supe que había logrado la más bella de las melodías, el regalo que siempre me espera tras la puerta que tantas veces se ha abierto. Ahora sencillamente puedo decir que la desilusión de la ilusión no es más que la propia edad que nos hace olvidar que un día fuimos ese niño que en realidad aprende a levantarse cada vez para conquistar algun sueño inacabado. Por eso es importante que tú lo sepas, para que nunca pierdas, por falta de interes, la mirada abierta y la sed despierta. Si acaso vuelve a recomenzar si es necesario, pero jamás, nunca, dejes de vivir con los piés descalzos y el corazón hambriento.

Que ya se sabe que siempre nos faltó más de un abrazo, pero fueron suficientes…

2 comentarios

  1. ¡Muy buena entrada! Me sentí muy identificada con el texto, y me gustó tu reflexión final… Saludos 🙂

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *