Me confundo en el sentir de unos brazos que me clavan el olvido entre tanta distancia.
Y saber apenes se que me hundo en la extravagancia de los artistas pasajeros.
Pero firme es la voz que me grita «guerrillero»de la sangre que tan cuerda y alterada retuerce mí enboscada.
Prisionero de un retazo endiablado en el pincel de los colores amables y contrariados.
Se me ocurre un buen lavado de cerebro entre inyecciones que mitigan las versiones de un nudillo machacado contra todas las paredes cerebrales y conscientes que con tanta casualidad se enfrentan en un mirar.
Y aunque frió pero ambriento me anochece el pensamiento te recuerdo como siempre en la amplitud de los no muertos.
Y es que apenas se derraman lágrimas cuando el pecho se hizo roca, si no fue más que tú boca la que siempre quise ver.
En la frente pelo negro que descubre tus nostagias de los años que se fueron tras aquel nuevo sombrero.
Si es así será en Febrero cuando empiece la batalla de vivir como quién quiero siendo un desastre y un mal borrego.
Las lunas que nos quedaron atras no son suficientes para preveer lo que nunca fue.
Agua salada de Mar que se convirtió en hielo.
Arbol de selva fugaz la que quise aullentar.
Y los miedos me recuerdan que nunca te tuve por la culpa que se adueña cuando algo no pude.
Descubriendo tú mundo entendí mi locura, que tras unas cuantas curas se volvió estable y pura.
Ahora solo tengo vida para encontrar esa nueva entrada hacia el sabor de un encuentro,
no sea que por temor me vuelva la rabía innata y me deje de hojalata el corazón sediento de un veneno que no evenena sin la pena.
Recuerdo llorar a solas por el dolor de los naufragios que nunca cicatrizan y que traén un mal presagio..
Tanto supe del hastio que quedé ensombrecido por la cordial y pacifica bondad de los tontos que nunca lo fueron.
Salivar mientras deseo que nunca te falte…
Te creo,
lo entiendo,
Amor.
Encuadre…
Calma…
Encontrarnos.