Poema de un silencio

A tí, vine a verte a. tí,

a estar contigo en el camino,

a sembrar hormigueos en tu ombligo.

Dejar atrás el pasado y crecer,

contigo,

sin importar las penas y vencer.

Vencer a todos mis fantasmas que a veces me acompañan,

y compartir el silencio que logras en mis batallas.

Vivir al sol no me importa si tu estás contenta,

ni me importa lo que venga ni que falte la tormenta.

Tus ojos verdes,

tu cariño,

como el mirar de un niño,

siento.

Y la flor de algunos vientos me recuerdan que te adoro.

Por eso vine contigo,

por eso logré callarlos,

eres fuerte y no lo sabes,

y no me invaden los males.

Mares distintos son los nuestros,

norte y sur en el encuentro,

pero jamás me arrepiento

de volar hacia tu encuentro.

Por eso vine,

para estár contigo,

para ser testigo de un corazón divino.

Y podrán rotar molinos

o quizá cambies tu rumbo,

pero siempre querré verte

y saber que soy consciente.

Consciente de mis guerras,

locas,

y mi boca mal hablada,

aunque sabes que no miento

y es sincera mi mirada.

A tí,

vine a verte a tí,

a estár contigo,

y dejar todo en el olvido

y sentir siempre que estoy vivo.

También cuidarte y alegrarte,

y conquistarte siempre….

Amor amada vida mía,

ni puede la malvada rutina

hacer que olvide lo más puro,

seré a veces rudo y grosero,

pero sabes bien que querer te quiero.

Y contigo vivo,

y por tí muero.

Capaz de todo como eres,

valiente, amable y buena gente.

No permitas que me ausente,

ni por un millon cambio el presente.

A tí que vine a verte,

a tí que soy tan libre,

aunque llegues a olvidarlo,

siempre estaré volando

a tu encuentro liberado,

por amar y ser amado.

Y verte…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *