AQUÉL DESPERTAR

Cómo un suave pañuelo de seda recorrí cada parte de tú cuerpo que húmedo se asombraba de la vida, y fueron tus ojos verdes los que encontré frente a los míos, casi por casualidad rocé uno de tus pechos y en ese momento todos tus poros de la piél se herizaron tanto que pude sentirlos …

Y APARECES…

Son crueles las sombras que quisieron ser de las manías que acostumbramos en el amor. Y son pasiones las que se quiebran con el tiempo. Por eso se que todo se lo lleva el viento si no hay deseo ni costumbre en el placer. Por supuesto son divinas las horas compartidas que nos unen cada …