Sin duda cada uno lleva una historia que de cuando en cuando debe tener a alguien a quién contarsela. Por mi parte puedo decir que en el pasado he padecido horrores mentales y paranoias que me transformaron por dentro y por fuera y que fue la misma vida la que me dio la fuerza suficiente para ser hoy lo que soy, y aún así todavia pueden pasarme cosas peores, sin duda, pero una cosa he aprendido… todo el mundo merece más de una oportunidad, todo el mundo merece tener a alguien a quién contarle lo que siente o percibe, por muy extraño o estrambotica que sea la historia, detrás de cada una de ellas hay un sentido, un sentido humano. No hay que olvidar que, a la inmensa mayoría de las personas nos va la vida como podemos, tirando para adelante con todas nuestras fuerzas, luchando cada segundo, y para nada son vidas a las que llaman «exitosas», como las que puede llevar tal futbolista, o tal artista, o el economista más brillante, no no, son vidas en las que hay dolor y lucha, y pena, pero también dignidad y pasión, contra todas las mareas y todos los molinos que esta vida puede traerte. Todo el mundo tiene una historia que le duele.
Cuando uno comprende que la inmensa mayoría sufre, pero también goza, cuando comprendes que es necesario empatizar para que tal vez alguien empatice contigo, en ese monento te invade un sentimiento emocionante parecido a la felicidad, pero no a una felicidad por poseer o de diversión, sino por estár vivo y por sentir, por darte cuenta que cada persona cuenta, y que cada una tiene algo que contar, y no hay nada de extraño en sus historias, es la pura esencia del ser humano. El exito es una autentica mierda si no has aprendido esto, y tal vez pasemos la vida luchando, pero uno tiene que darse cuenta de que aquí estamos todos en una pelota metidos, y que no hay locos ni cuerdos, sino historias que merecen ser escuchadas.