UN JARDIN EN LA AZOTEA

La sed mantuvo las ganas y las ganas la distancia.
La voz detuvo el aliento, y en la mirada emboscadas.
La vida se derrumbó, pero la siembra fue buena.
Feliz en noches de brujas que sacuden abandonos.
Sentir que la piél del lobo no escondía dentadura, ni que por la miel más pura se detuvo el caminante.
Capaz de predecir el viento sin volar.
Capaz de salvar al mundo sin piedad.
Grietas en la manada de los ciegos ilustres que con su fatalidad dulce vuelven de papel.
Tan fiel y tan volatil que cuando refresca el aire se mantiene sin suelo.
Cabeza preparada y corazón de metal transparente, por si viniera algún hiriente tenga respuesta contundente.
Sería la flor sería de un jardín en la azotea.

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