Desagradable

Desagrable es la manía de volver al padado, y más cuando lo haces por motivos ajenos, sabiendo que en él no hay más que recuerdos distorsionados de lo que fue y ya no es.

Desagradable es cuando en tus sueños aparecen personas que ya no forman parte de tu vida, y que por un momento irrumpen en tu presente para recordarte que como decía el gran Rafael Berrio, «quizá debí ser de un trazo algo más firme».

Firmes son mis convicciones en cuanto a que este es el mejor de mis momentos, lejos de los aplausos que para nada satisfacían ni mi ego ni mi espiritu, ni servían como recompensa al esfuerzo, pues llegaban tras largas maratones de mediocridad entre risas estúpidas que gozaban más como obreros que como artistas. Y lejos del choque de egos y de los complejos tanto de inferioridad como de superioridad. Que a veces eran lo uno que se transformaba en lo otro.

Por eso es desagradable comprobar como para algunos la historia termino por un lio de faldas pasional y controvertido que supuso la excusa perfecta. Nada más lejos de la realidad.

La realidad es que ya veníamos cojeando cada uno por nuestras manías y frustraciones, que para nada nos veíamos recompensados de ninguna manera, y ya teniendo más que pelos en los huevos. De ahí veníam las ganas de escapar de todo aquello, de aquél castillo de hielo en el que lo perfecto resultana tan frío que bien pudieramos habermos embarrado en cuestiones del sentir, y no de perfeccionismos elitistas y supervivencia rancia.

Desagradable es que alguno piense que dio tanto como di yo y alguno más, y que esos hayan tenido, hasta hoy, tras el hundimiento, mejores recompensas en sus vidas que en el fondo ya venían planeando, aunque son recompensas en formas de vida mediocres sin salir del nido, del pueblo, ni experimentar la belleza y el horror de algunos estados

De todas formas dejo todo eso de lado para lamerme las virtudes que no consiguieron arrebatarme, y encuentro en el presente la venganza divina de quién tiene lo suficiente para amar y ser amado, y, a su vez, disfrutar de libertad. Los hay que siempre la tuvieron, pues fueron listos en su hacer y se encargaron siempre de ser mantenidos, antes por un colectivo y ahora por el estado. Y otros tantos docentes con complejos de inferioridad reconvertodos en superiorioridad por el simple hecho de haber terminado sus días enseñando en lugar de aprendiendo.

Por eso yo sigo como alumno de una música que a ratos es otra y a ratos la misma, que a ratos es mía y a ratos del cosmos, encuentro en su maravillosa compañía todo el oro que nunca llegó.

Aunque se a ciencia cierta que todo lo que yo vaioro en el tiempo a placer para algunos no supone gran botín, pero a mi me sucede lo mismo con todo lo que ese tipo de ser valora.

Así que ya sin demora dejo de escribir este texto que enviaré como una sonda eléctrica a quién pudiera sentirse ofendido, aunque de cuajo romperá el sentir y lo transformará en indiferencia. Pues así son, indiferentes ante todo lo que no sea su propio beneficio y su propia visión de la verdad, si es que existe algo de verdad en cada hecho, pues muchos son los manipulados.

Y desagradable es tener que explicar que de nada me arrepiemto, y que si sopla el viento es porque has de moverte, quizá no a su favor, sino tal vez en su contra, o simplemente echar a volar. ¿Ya volaste alguna vez?.

Recuerdo estar sufriendo mientras el mundo reía, y cada carcajada dolía en el intenso escaparate que no recuerdo. Por eso cuando yo muera, morira el fuego de quién sin ganar logró conquistar la paz en su interior, pues fue tras una derrota que me sentí vulnerable ante todas las miradas chismosas a las que tan bien enseñaron a no ver.

Y es desagradable no ver, mucho más dejarte llevar en la vida hacia destinos conocidos que de sobra es sabido se llega.

Yo prefiero algo prohibido, o tal vez enloquecido, pero que cubra mis ojos de sueños y luces diferentes, en cada beso, en cada abrazo, en cada lágrima y en cada verso.

Desagradable es no haber amado más que a uno misno y que encima te de lo mismo. Por eso puedo presumir de haber seguido a mi corazón. Y si bien no soy experto en conseguir monedas,,si que lo soy en conquistar el amor del cual nada se espera, sencillamente son los momentos que he podido vivir y sobre todo vivo.

Y estoy vivo y feliz.

Conseguí escapar del sistema que hacía que todo fuera desagradable. Y conseguí amor y libertad, lejos de pueblos rancios que se miran de reojo, que ni si quiera puede uno perder el control ni un instante sin que sea ahorcado en la plaza.

Así que no se preocupen por mí, ya sé de lo que sois capaces, y os aseguro que ni una sola vez más verás rubor en mi mirada, mucho menos miedo. Sabor saber en soledad y compañía que la más dulce de las vidas me ha sido concedida. La tengo hoy en mi presente. ¡Claro!, podría volver a romperse, perderlo todo, siempre me arriesgué a eso, porque nada doy por sentado, ni tomo a las personas como propiedad. Siempre he dejado la opción a tomar la puerta y marcharse, o quizá marcharme yo.

Pero hoy por hoy no dudo ni un apice, sé que estoy con quién quiero y debo estar. Si algún día terminara aceptaría un nuevo fracaso, de sobra sé como se las gasta la vida. Al contrario que algunos que tan solo arriesgaron una vez y pensaron que ganaron.

Desagradable es para algunos envejecer, para mi en cambio orgullo y plenitud que con pies maleridos y cabeza amueblada puedo sentir mi corazón que camina hacia adelante.

No creo creer crear, sino creo.

Y eso… eso es vida.

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