Si te quedas… los recuerdos se convertiran en promesas, y las lagrimas serán lluvia en los zapatos de un día pasajero.
Si te quedas… las sombras ya no hablarán de mí, y los huecos entre las miradas serán ventanas hacia el asombro de los cuerpos.
Si te quedas… jamás volveré a negar a esos que se consumen en la niebla, y los abrazos llegarán hasta las mañanas de primavera.
Si te quedas… sabré que hubo quién supo avanzar a mi lado a pesar de la fraqueza.
Si te vas… tan solo quedará la espesa quietud sin esperanza, esa que no siembra más que olvido.
Si te vas… recogeré la ropa mojada de los balcones que no dan al sol.
Y entonces volveré a negarme a mí mismo que fuera posible saltarse ningún obstaculo vacío.
Será la fiebre de los hambrientos la que sacuda mi espalda, será la sed sin recursos la que me impida sentir.
Quédate, hazlo posible, recuerda que hacia adelante está el mar que buscaste entre el polvo y la verdad de siempre.
Si te vas… será la suerte enloquecida de los naufragios sin rescate.
Quédate… me gustas en mí escena de libre y valiente sabor de algún Dios que no fué.
Ya habrá tiempo de recuperar los sueños que perdimos entre las voces y el amor.
Ya habrá tiempo de refugiarse en esa fuga constante que sabe a canción.
Quién sabe si tal vez encontremos las ideas de la imaginación.