El mundo que nos dejó

Incluso yo, que tan acostumbrado estoy a la soledad, a la poca o ninguna vida social, estoy padeciendo más de lo normal en este confinamiento que nos priva de libertades esenciales cómo el salir a la calle, que si bién he pasado días y noches sin un solo abrazo, sin un solo beso, sin una sola compañía, es ahora cuando realmente necesito ese contacto social que tan sólo tengo con dos o tres, pués de sobra voy servido de cariño. Y hay quién me llena en mí día a día, ese alguién que ha visto en mí y que tan bien sabe entender que aunque no lo parezca, desde mí habitual y profunda antisocialidad, cierto es que siempre ando animando a quién cercano siento que pueda caer, incluso escribiendo algunos textos salvajes, incluso desahogando mis ideales, a pesar de todo siempre tengo alguna buena palabra para quién ve en mí a un amigo y a un amor, tal cómo el que siento yo.

Mujer capaz de derrumbar mis escudos anti duelos, persona con la que hablo cada dia en esas vídeollamadas tan de moda. Y también me quedan vidas con las que abrazarme en un sentido amistoso, al igual que tengo el ansia de visitar a quién sé importante. O esos bares en los que comer y beber, esos en los que ya casi nunca estoy acompañado pero tampoco solo. La luz del sol de la que tanto huyo, y el día lluvioso que tanto me reconforta, ambos me resultan necesarios en estos días en los que apenas soy capaz de responder a quién se acuerda de enviarme un vídeo gracioso o algún artículo de interes.

Las horas son muertas tras un álbum que nadie quiere, a pesar de ser distinto y valiente, que aunque escuchado desde varios países, sólo 3 personas me han transmitido su sincera opinión. Pués de los discos hoy dia te llevas eso, las opiniones que pudieran generar. Ni dan de comer, ni flores de primavera.

Primavera, tan fertil y tan abundante que hoy resuena en el bullicio intenso de los pájaros que más libres que humanos saben distingir la belleza de sú canto en común, pués tal vez sea diálogo entre colegas que saben verse en el bar, en el arbol, para un día más regresar a la luz en un impulso existencial que sólo quién deja a un lado el egoismo sabe difrutar.

Aún así, y estando yo tan acostumbrado, no ceso en el intento de hacer que todo merezca la pena, incluso habiendo muestras de la incertidumbre que habla en las calles vacías. No seré yo quién construya gillotinas para quién sin duda las merece, sí en cambio estoy dispuesto a conquistar la ternura y la pasión, eso que siempre logró moverme, eso que enamora a las bestias, las razones que no quiero entender y en cambio siento. Sólo es el ruido interior el que tarde o temprano termina por quitarmelo, pero esta vez es distinto, esta vez soy consciente de la mirada que sabe comprender quién soy realmente. Por eso, a la vez que cansado, vibro con la vida que nace cuando, a pesar de la distancia, te reconozco en mí, la mayor de mís virtudes, la capacidad de intentar con fuerza lo que nunca supe y a la vez me das. Tan sólo faltan los abrazos y los besos que sin duda siempre se ganan aunque se regalen. Sólo ahora los pájaros saben volar, y aún así tocan tierra para poder conversar.

Me quedan muy pocas amistades funcionales que tengo pensado cuidar, no necesito que el resto funcionen a diario en mí vida, eso y… ella, capaz de mirarme y sentir que mereció la pena, cómo cuando al llegar la mañana te despierto con las palabras que me nacen de la calma y el sentir. Ahora ya se decidir la ternura de vivir conectado interiormente. Tendrán que esperar los aplausos y otras vanidades innecesarias para quién supo siempre que su rumbo tenía todos los motivos por los que cambié derrumbé y luché.

Aún estando yo tan accostumbrado, necesito salir, pués no es lo mismo elegir no tener contacto que estar obligado a ello. Que es más fuerte mí pasión que el propio cuerpo, es más fuerte la convicción que cualquier contratiempo, que sin duda, tener tengo.

Y quién será esta mañana que me trae la vida, de sobra sé quién está.

Quiero en tí y además aprendo, y no lo puedo evitar, ni quiero, incluso es posible saber que el resto termina en este comienzo inesperado, acurrucado en tú espalda, y en esta distancia que se hace corta todo comienza.

Para luego volver al mundo que nos dejó.

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